Cuando el alba moja las praderas rociándolas de agua divina que proporciona el cielo para regar su creación, sale un pastor a pasear a sus ovejas, subiendo por las laderas de unamontaña, cantando dichoso de realizar su más bella labor.
Al tiempo de camino, decide descansar bajo un árbol, observando a todo su universo. Regocijándose de alegría al ver su rebaño comiendo y corriendo felices.
Ese instante tan mágico se vio irrumpido por un ser de presencia extraña. El cuidador preguntó: ¿Quién eres?
El personaje contesta: – ¡Eso no te importa! ¡Vengo a llevarme algunas de tus ovejas! Y si deseas impedirlo tengo algo que quizás quiera descargarse contigo. Mostrando un cuchillo muy afilado.
El pastor replicó con un grito desgarrador ¡Qué estoy haciendo mal!
El ladrón sorprendido pregunta: ¿Por qué te expresas así, si quien te quita lo que es tuyo, soy yo?
Por lo mismo, rebatió el pastor. Mira, todo este maravilloso complemento ovejuno. Mi responsabilidad es cuidarles. Yo creía haber hecho todo bien. Me enorgullecía verles correr placidas por donde quisieran ir, respetando siempre su libre albedrío. Ellas escogen donde desean alimentarse con quien reunirse, en qué establo guarecerse y por sobretodo quien desea que las proteja o cuide sus intereses.
¿Intereses? Preguntó el curioso personaje.
Si, porque con el cariño que reciben día a día, en agradecimiento y retribución ellas me regalan su leche, lana y en su incondicionalidad su vida, para alimentarme.
Ellas, al igual que yo, somos parte de una misma creación, son mi reflejo al igual que yo de ellas. Ahora llegas tú y pretendes alterar todo lo construido queriéndome robar e incluso con violencia si es necesario.
Esto no estaba dentro de lo que había creado, pero eres una extensión escondida de mi y debo aceptarlo, porque así como nos vez, tú también perteneces a este universo, por ende también eres mi espejo. Es por esa razón que pregunté ¿Qué había hecho mal?, ahora si deseas llevarte algunas ovejas pues ve ¡Llévatelas! Mientras tanto, me quedaré aquí reflexionando que debo modificar para que el amor vuelva a ser mi prioridad.
El extraño personaje concluyó: dejaré este rebaño tranquilo porque son parte de mí y quiero ser parte de ese espejo.
El guardián feliz le responde ¡Siempre lo has sido, simplemente faltaba que observarás un poco más de lo que está echa tu esencia….de amor!