En una cierta tarde, cálida y tenue se dio inicio al maravilloso eclipse solar que haya visto jamás. Poco a poco la luna fue acercándose al sol, hasta que ambos lograron mirarse directamente al alma. Formando esa emoción que impregnaba el ambiente de un re nacer de una nueva fuerza, de un nuevo amor, por venir.
Fue así como entrelazaron sus vibrantes y ondulantes espirales de gas luminoso, era su manera de a través de un dialogo de complementos ir fusionándose en sí mismos dando estructura al Ser, en la melodía de los dioses, en el canto de las sacerdotisas, en el silencio de los faroles de estrellas que están a la espera de la bienaventuranza que trae esa conversación entre la luz y sombra.
La luna con su suavidad y ternura que caracterizaban su personalidad, menciona al sol desde su esencia honesta. ¡Cuánto tiempo le había extrañado! He añorado este día, ¡no te imaginas cuanto!
El sol en su luz, candente, más sabiendo de su fuerza contuvo de cierta manera su potencia para proteger a su amada luna y otorgarle sólo lo necesario para su alimento diario.
Le responde: ¿Y qué has echado de menos?
Luna sin titubear afirma: tu fuerza, tu contención, tu asertividad, tu empuje de ir por la vida mirando hacia adelante, con confianza que todo saldrá bien, tú forma de amarme a través de lo que Soy en esencia, tu manera de decirme aquí estoy, siénteme.
El astro, respiró profundo hacia el universo y entregó en un soplo de vida a los labios de la luna, entre ritmos de zurnas, laudes y tambores de copa, su esencia. Y en un grito abrumador bendecido por los cielos, se exhaló la rendición hacia la muerte de lo que fue y renació el aire de lo que realmente se es.
El satélite espejo, recibió a través de un largo suspiro, todo aquello que su complemento le estaba regalando.
A lo cual el sol en una oración al universo, expresó el siguiente cántico:
Yo soy la Luz, brindo a tu sabia limpia y honesta, el Don de la intuición. Otorgo a tu corazón mi lealtad, amistad y amor eterno. Entrego a manos llenas mi fuerza, coraje y empuje para que realices tus sueños.
Canto a la vida como tú me acompañaras en danza y melodía en cada fusión de un nuevo amanecer, como símbolo de que tú estás en mí como yo estoy en ti.
Otorgo el regalo de amor sagrado en cada espiral que nazca desde las raíces de tu tierra hasta la expansión del verbo divino al universo.
Así se haga, así es, así será de hoy en adelante, a Dios certifico y sello esta alianza tuya y mía dentro de un solo Ser, bautizándolo como el resonar del ying y del yang.
Y en un tierno y sentido te amo, el sol y la luna se acoplaron, y poco a poco volvieron a su estado normal para algunos, para otros significaba la nueva fuerza de Eros y Ágape trascendiendo hacia la Tierra en el nombre de Philia.
Fue así como hoy independiente del eclipse ambos saben que actúan desde la unicidad de los tiempos, desde una sola forma de existencia, porque para Ser complemento, se requiere morir, nacer y trascender en profunda unión a lo sustancial, Mi esencia natural unida a la llama divina y eterna de Dios.