Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
6 OCTUBRE
«ENFRENTARNOS A NOSOTROS MISMOS»
… el Temor le dice, “No te atrevas a hacerlo”.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 46
¡Cuán frecuentemente en mis días de bebedor yo evitaba una tarea sólo porque me parecía muy grande! ¿Es de extrañar entonces que, aun estando sobrio por algún tiempo, actúe de la misma manera cuando me enfrento a lo que parece ser un trabajo monumental, tal como hacer sin miedo un minucioso inventario moral de mí mismo? Lo que descubro, después de llegar al otro lado —cuando ya he completado mi inventario— es que la ilusión era más grande que la realidad. El temor de enfrentarme a mí mismo me paralizaba y, hasta que no estuviera dispuesto a poner el lápiz sobre el papel, yo estaba bloqueando mi crecimiento a causa de algo intangible.
Del libro Reflexiones diarias
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Para mí el miedo me evitaba ver hacia mi pasado y más allá de lo anecdótico, más allá de las consecuencias externas porque sabía que eso me enfrentaría a revisar lo que sucedía dentro de mi ser y eso no me gustaba porque me sentía más cómodo de que los demás fueran “los culpables” de todos mis males.
El Cuarto Paso muestra la vivencia de tantos compañeros con la que me identifico respecto a que la Comunidad de la recuperación “sugiere hacer un inventario moral sin temor alguno; a todo recién llegado le parecerá que se le está pidiendo más de lo que él puede hacer. Tanto su orgullo como su temor lo rechazan cada vez que intenta mirar dentro de sí mismo. El orgullo dice: “No hay necesidad de que pases por aquí”, y el temor dice: “¡No te atrevas a mirar aquí!”
Para mí el miedo me evitaba ver hacia mi pasado y más allá de lo anecdótico, más allá de las consecuencias externas porque sabía que eso me enfrentaría a revisar lo que sucedía dentro de mi ser y eso no me gustaba porque me sentía más cómodo de que los demás fueran “los culpables” de todos mis males, de mis desventuras, así como por “mi mala suerte”, incluido el hecho de ser alcohólico porque eso “era el colmo de mi infortunio”.
Al ver el Libro Grande primero voy sintiéndome confortable al repasar el Cuarto Paso porque mi tendencia a la racionalización me dice que me concentre en mis resentimientos, mas esto lo enfoco en lo que cada persona o institución “me ha hecho” para que yo esté resentido y de la misma manera para que yo viva con temor. Sin embargo, al observar bien el ejercicio que me sugiere me doy cuenta de que se trata de mi minucioso inventario moral, por tanto debo señalar que instintos me afecta y de ahí surge que defectos de carácter salen a relucir lo que incluye lo que hubiera podido hacer para no caer en estas situaciones.
Así, lo que parecía una queja constante de los actos y hechos de los demás se convierte en una mirada interior porque me lleva a desmenuzar mis disturbios emocionales, mis conductas indebidas, mis pensamientos nocivos y voy vislumbrando el daño y sufrimiento que he infligido y el que me he causado a mí mismo.
Al enfrentarme a mí mismo con total honestidad descubrí que las cosas que me hicieron los demás nunca fueron tan graves como par tener que consumir, ni que fueron un daño psicológico y emocional irreparable como para vivir cargando un resentimiento sino que muchas de estas conductas que me han molestado en la vida devienen de ser derivaciones de mis propias fallas y en algunas ocasiones de mis propios logros, porque no es de extrañar que cuando yo voy en contra de los principios morales positivos y no se diga cuando estoy en estado de intoxicación generalmente ofendo, violento y causo enojo en los demás.
También no cabe duda que muchas ocasiones para tener “un éxito” en lo material, en los asuntos de índole puramente humano enfrento los instintos naturales y el ego de otros y cuando me impongo, cuando les paso encima o simplemente cuando actuando bien los confronto causo molestias, ira y mucha envidia, lo que también ha llegado a producir en mí resentimientos y temores porque “es probable que haya represalias”.
Al fin, hice la siguiente oración: “Querido Dios, Soy yo quien ha hecho un desastre de mi vida. Lo he hecho yo, pero no puedo arreglarla. Mis errores son míos y voy a empezar un minucioso inventario de mis defectos. Pero también incluiré lo que es bueno. Oro por la fortaleza para cumplir esta tarea.”
Comencé a escribir mi Cuarto Paso y a pesar de que recordar, analizar y reconocer mi pasado desastroso, todas las estupideces de mi vida, darme cuenta lo que me ha costado, aceptar que muchas “historias de mi vida” son parte de mi fantasía y de mi grandiosidad, que ha habido resentimientos nacidos de la ficción, muchos otros que surgen de haber sido la causa de que me cobraran las facturas que me han hecho enojar, admitir que hay temores que me han paralizado en la vida y que mi situación actual no es otra cosa que el efecto y resultado del desastre gigante de mi vida por mi enfermedad de las emociones negativas, mi limitadísima inteligencia emocional y su aumento exponencial por mi enfermedad de la adicción.
Al mismo tiempo me fui liberando porque al poner en práctica mi inventario y seguirlo haciendo cotidianamente comprendí que no podía seguir preso de mí mismo, pues al final la vida de los demás sigue, no se interrumpe y mucho menos se detiene y que inclusive personas muy cercanas a las que creía haber afectado lograron alcanzar “sus éxitos y sus metas” de índole material y que emocionalmente no podía dañarlos más de lo que cada uno de ellos lo deseara, pues así como en mí está detectar, admitir y corregir es un trabajo personal resolver los conflictos internos, pues a mí nadie que no sea mi Poder Superior me los ha resuelto, mas para ello ha requerido de mi total colaboración.
Sólo por hoy me encuentro en paz y para darle mantenimiento sé que hacer un inventario de mi personalidad y de mis actos es un benéfico acto para toda mi vida.
Felices 24 horas desbloqueando mi interior.