Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

5 OCTUBRE

«EQUIPAJE DEL AYER»

Los sabios siempre han reconocido que nadie puede aspirar a hacer nada en la vida, hasta que el autoexamen no se convierta en costumbre, hasta que no reconozca y acepte lo que allí encuentra, y hasta que no se ponga, paciente y persistentemente, a corregir sus defectos.

— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 86

Yo tengo más que suficiente para manejar hoy, sin tener que arrastrar también el equipaje del ayer. Tengo que hacer el balance hoy si deseo tener una oportunidad mañana. Así es que me pregunto a mí mismo si he errado y cómo puedo evitar repetir ese comportamiento. ¿Ofendí a alguien, ayudé a alguien, y por qué? Una parte del hoy puede derramarse sobre el mañana, pero la mayor parte no tiene que hacerlo si yo hago un honesto inventario diario.

Del libro Reflexiones diarias
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Yo tengo más que suficiente para manejar hoy, sin tener que arrastrar también le equipaje del ayer. Tengo que hacer el balance hoy si deseo tener una oportunidad mañana. Así es que me pregunto a mí mismo si he errado y cómo puedo evitar repetir ese comportamiento.

El Décimo Paso me pone frente al espejo de mi vida porque en un mismo párrafo me hace ver mi falta de cordura y la diferencia que existe con quien es prudente, cuerdo, de buen juicio, en fin sensato al expresar: “La observación constante de nuestros haberes y riesgos, y un deseo positivo de aprender a desarrollarnos con estos medios, son las verdaderas necesidades para nosotros los alcohólicos. Lo hemos aprendido caminando por una ruta difícil y siempre lo hemos practicado implacablemente el examen y la crítica de nosotros mismos. Las personas sensatas siempre han sabido que nadie puede hacer mucho por su vida hasta que el examen se sí mismo no se vuelva un hábito, hasta que no admita y acepte lo que se descubre y hasta que no trate de corregir con insistencia y paciencia aquello que está mal.”

Vuelvo a reconocer que en la actividad y antes de estar en recuperación de ninguna manera fui generalmente una persona equilibrada en mis actos, prudente ni mucho menos tenía cordura y sano juicio. Por lo tanto, no tomaba en consideración la percepción de otras personas ni se me ocurría anteponerla a mis propios impulsos, por lo que muchísimas de mis acciones carecieron de cordura, cautela, moderación, reflexión, discreción, precaución, recato, mesura y cuidado de manera que se mostrara madurez emocional.

Y lo que hacía de manera frecuente era basarme en mi propio criterio, que estaba distorsionado, y actuaba conforme a dicho criterio de lo que creía atinado y razonable. Así, cuando solicitaba algún consejo lo que hacía era “hacer caso” de aquella persona que mejor coincidiera conmigo, lo que demuestra que actuaba de forma equivocada y por tanto eso no era nada cuerdo ni cabal mi manera de conducirme.

Al estar en recuperación y vivir conforme a principios espirituales intento ser una persona que vaya adquiriendo la habilidad de analizar bien una situación antes de tomar una determinación, y de esta forma poder tener una respuesta y una solución más apegada a la realidad y a sus cambios y desigualdades, en fin ser sensato.

Al pensar que una práctica de las personas sensatas, tal y como me lo explica el Décimo Paso, me doy cuenta que la generalidad de las personas cuando terminan un ciclo en la vida hacen un inventario y que esto es muy común al fin de cada año que es una época de recuentos y análisis, sobre la base de lo bueno y lo malo que el año que termina ha sido, lo que queremos para el año nuevo, algunos hacen un inventario personal para proponerse no reincidir en los mismos errores y revisarse internamente para no analizar exclusivamente las circunstancias que nos rodean, buscando una revisión interior para conocerse mejor.

Entonces, me doy cuenta que lo más sensato es lo que me enseña a poner en práctica el Décimo Paso de realizar un inventario diario para detectar, admitir y corregir mis errores así como reconocer mis aciertos.

En ese inventario diario periódicamente me pregunto ¿cómo me describo a mí mismo?, ¿qué atributos me caracterizan?, ¿de qué rasgo de mi personalidad estoy más satisfecho?, ¿cuál es el defecto en que incurro más a menudo?, ¿cuál es la fortaleza que tengo más valorada por mí y por los demás?, ¿qué desearía cambiar?, ¿qué he puesto en acción para cambiar el mayor número de fallas posible?, ¿qué cosas me hacen sentir mejor?. ¿cuáles son las pequeñas o grandes cosas que me causan mayor agrado y bienestar?

Recuerdo que al hablar de un minucioso inventario moral la literatura y la experiencia de mis compañeros me han afirmado que es un trabajo para toda la vida, y una manera de ponerlo en acción es practicar mi inventario diario y establecer de una manera regular un plazo para hacer mi registro escrupuloso.

Estoy convencido que el autoexamen debe ser un hábito pues solamente así puedo progresar espiritualmente si tengo la mente abierta y la buena voluntad para ir descubriendo y revelando mis defectos, aceptarlos y reconocerlos de tal manera que poco a poco y sólo por hoy vaya avanzando en mi sano juicio y mi equilibrio emocional.

Felices 24 horas de corregir paciente y persistentemente lo que está mal.

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