Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

1 OCTUBRE

«PARA NO DORMIRME EN LOS LAURELES»

Es fácil descuidarnos en el programa espiritual de acción y dormirnos en nuestros laureles. Si lo hacemos, estamos buscando dificultades porque el alcohol es un enemigo sutil.

— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 85

Cuando sufro me es fácil mantenerme cerca de los amigos que he encontrado en el programa. Las soluciones contenidas en los Doce Pasos de A.A. me alivian de ese dolor. Pero cuando me siento bien y las cosas me van bien, puede que me duerma en mis laureles. Para decirlo sencillamente, me vuelvo perezoso y me convierto en el problema en lugar de en la solución. Tengo que ponerme en acción, hacer mi inventario: ¿dónde estoy y a dónde voy? Un inventario diario me enseñará lo que tengo que cambiar para recuperar mi equilibrio espiritual. Admitir lo que encuentro dentro de mí, ante Dios y ante otro ser humano, me mantiene honesto y humilde.

Del libro Reflexiones diarias
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En el Capítulo Vi, “En Acción” , del Libro Grande me va describiendo la forma en que los primeros alcohólicos, y los que han seguido, pusieron en práctica en su vida los Doce Pasos, y al hacerlo me hacen las advertencias de lo que su propia experiencia les ha enseñado y que comparte, así que leo con muy minuciosamente las siguientes líneas: “Para nosotros es fácil descuidar el programa espiritual y dormirnos en nuestros laureles. Si lo hacemos, nos encaminaremos hacia problemas, ya que el alcohol [la droga, el proceso adictivo, la adicción] es un enemigo sutil.”

Al principio en el Programa de recuperación consideraba que la sustancia y/o la actividad determinada de conducta eran las causantes de mis problemas porque llegué a poner en la sustancia y/o en el proceso adictivo todas mis capacidades, todos mis talentos, todas mis frustraciones, todas mis alegrías, en fin depender psicológicamente de la sustancia y tener una adicción fisiológica a la misma por lo que perdí la capacidad de elegir consumir o no consumir, perdí la facultad de controlar mis copas y se transformó en una compulsión, por lo que mi pensamiento adictivo también se reflejaba en conductas y actividades diferentes de mi vida.

Con el tiempo me día cuenta que el problema no consistía exclusivamente en una sustancia inerte porque: no podía moverse sola; no tenía la posibilidad de hablarme; no tenía manera de llegar sola hacia mí; así como, tampoco era una cuestión de “los amigos”, del círculo social, ya que estos eran factores externos que podían ser facilitadores para mi consumo, mas no radicaba en ellos el hecho de que yo siguiera consumiendo, aún y cuando me causaba problemas en las principales áreas de mi vida. Entonces leí cuidadosamente el Libro Azul y el párrafo continuaba con lo siguiente: “No estamos curados del alcoholismo [enfermedad de la adicción]. Eso que nosotros poseemos, verdaderamente es un alivio contingente que depende de nuestro modo de mantenernos espiritualmente en forma.

Cada día debemos intentar hacer la voluntad de Dios en todos nuestros actos: «¿Cómo Te puedo servir mejor? Qué Tu voluntad se haga (y no la mía).» Estos son pensamientos que debemos llevar siempre con nosotros. En este punto podemos mantener en ejercicio nuestra voluntad todo lo que queramos. Es el ejercicio que verdaderamente le conviene a nuestra voluntad.”

Reconocí que el Programa de recuperación vuelve a hacer énfasis en que la solución es de índole espiritual y por ello me sugiere que tenga un despertar, lo mantenga y busque el progreso de mi espíritu, para poder reconocer y corregir mis emociones negativas mediante la práctica de valores morales positivos y principios espirituales que me lleven actuar de manera muy distinta a mis conductas en la actividad, que en la medida de estar pendiente, detectar, admitir y corregir lo que he hecho mal pueda tener una forma de pensar que sea distinta y favorable a quienes viven conmigo, quienes se interrelacionan conmigo, en fin con mis semejantes.

El verdadero enemigo soy yo mismo, porque consumo cuando estoy enojado; porque bebo cuando estoy eufórico; porque gasto mucho porque me va bien; porque como demás para festejar algo; porque bebo cuando estoy triste; porque dependo de otro para sentirme seguro; en fin que el problema no está en el alcohol, la droga y/o el proceso adictivo sino que está en mis emociones que no puedo controlar y que me llevan al consumo, a realizar los procesos adictivos y que disparan todos mis pensamientos retorcidos y me traen consecuencias nefastas, siniestras y fatídicas en mi vida.

En mi experiencia cuando terminé viviendo solo, pensaba que ya no dañaba a nadie, que no me rodeaba de la parafernalia del bar, de antros, de table dance, de restaurantes, ni nada de eso, por lo que entonces, la afectación no existía. He tenido que darme cuenta, que por el contrario, el hecho de estar yo y la sustancia solos, yo y algo inerte conviviendo, y que algo sin vida me controlara, real y absolutamente era desconsolador, triste, deplorable y verdaderamente funesto; porque ya ni siquiera existía la parafernalia ni la excusa de los amigos, de la diversión, inclusive de la lujuria sino, simple y sencillamente, la ironía de un trago desesperado, desenfrenado y apurado con avidez, a escondidas, por la vergüenza que yo sentía por mí mismo, por saber que no podía contra ese enemigo poderoso y sutil que son mis propias emociones, mi ingobernabilidad, mi dependencia y mi compulsión; por eso al apurar el primer trago ya no tengo defensa alguna, se desata el infierno dentro de mí.

Solamente con el fortalecimiento de mi vida espiritual y habiendo encontrado a mi Poder Superior he podido dejar de consumir, pues mi Dios se ha encargado de llevarse mi obsesión adictiva, por periodos de veinticuatro horas, para que yo intente poner en acción los principios espirituales de los Doce Pasos para poder ir salvando mi espíritu, preservando la vida y tener la oportunidad de reconstruirla.

¡No estaré curado! ¡Estaré en recuperación!. Exclusivamente por la gracia de Dios, sólo por hoy, no consumo y por eso es un día triunfante que me brinda muchas oportunidades para vivir bien. He aprendido a borrar cualquier reserva de autocontrol, de pensar que yo puedo para adquirir la humildad y la admisión de que únicamente he merecido no consumir por la ayuda de otros y por el Poder Superior de mi Dios.

Es trabajo para toda la vida, un día a la vez, hacer mi propio inventario para detectar, admitir y corregir todas mis fallas, de otra manera no tendré la disposición necesaria para cambiar lo que debo y poder vivir tranquilo con base en los Pasos.

Felices 24 horas despierto en el programa espiritual de acción.

comentario 2014

ahi esta mi problema, yo trabajo un poco y ya esta me quedo parada, pienso que ya esta hecho todo y que ya no tengo que hacer mas y no es asi, no se puede andar viviendo de las rentas. He comprobado que no funciona

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