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REFLEXIONES DIARIAS AA 28 DE SEPTIEMBRE

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    28 DE SEPTIEMBRE

    «AMOR SIN CONDICIONES»

    La experiencia práctica demuestra que no hay nada que asegure tanto la inmunidad a la bebida como el trabajo intensivo con otros alcohólicos.

    ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, P. 83

    El apadrinamiento me tenía reservadas dos sorpresas. Primero, que mis ahijados se preocuparan por mí. Lo que yo había creído que era gratitud era más bien amor. Querían que yo fuera feliz, que me desarrollara y permaneciera sobrio. El hecho de saber cómo se sentían más de una vez evitó que yo bebiera. Segundo, descubrí que yo podía amar a alguien responsablemente, con un respetuoso y auténtico interés por el desarrollo de esa persona. Antes de eso creía que mi capacidad para interesarme sinceramente por el bienestar de otra persona se había atrofiado por la falta de uso. Saber que yo puedo amar, sin avaricia ni inquietud, ha sido uno de los más preciados regalos que me ha dado el programa. La gratitud por este regalo me ha mantenido sobrio muchas veces.

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    272-94

    El primer párrafo del Capítulo VII, Trabajando con los Demás, del Libro Grande dice: “La experiencia de todos los días demuestra que nada es más eficaz para garantizar nuestra sobriedad, que un intenso trabajo en favor de otros alcohólicos [enfermos de adicción]. Esto funciona incluso donde las otras actividades no funcionan.»

    Es la forma en que el Libro Azul inicia para compartirme la experiencia de vivir y practicar el Duodécimo Paso, puesto que en estas líneas me explica que ha sido una verdad ampliamente probada por los compañeros de la Comunidad de la recuperación que: cuando comparto con otro adicto; cuando me apadrino con otro alcohólico; cuando transmito el mensaje a algún enfermo de adicción; cuando realizo el apadrinamiento con mis iguales; en fin cuando trabajo con un auténtico interés por el bienestar de mis compañeros y de mis semejantes en la Fraternidad, la paradoja es que alejo mi propio malestar y recibo tranquilidad, ventura y prosperidad emocionales.

    Me costó trabajo volver al servicio, a los compartimientos de grupo, intergrupales, del distrito y en las clínicas porque me consideraba alguien que solamente debía escuchar y obedecer, tenía cierto arrepentimiento de no haber sabido valorar este trabajo con los demás y aplicarlo a mi propia vida y recuperación -pidiendo ayuda cuando la necesitaba- en fin porque al haber recaído no me sentía digno de manifestar mis experiencias en el Programa de recuperación y en mi vida. En breve tiempo mi Poder Superior me envió un claro mensaje, pues me sugirieron si podía ir en nombre del grupo a compartir el tema “Trabajando con los Demás” en un aniversario de la oficina intergrupal y así lo hice, lo que me llevó a revisar profundamente este Capítulo del Libro Grande. Posteriormente me pidieron acudiera al evento de una fundación que busca dignificar al alcohólico y/o adicto en recuperación, el temor y la vergüenza me impedían tomar la decisión y gracias a la sugerencia de un buen compañero y consultor (del lugar donde renací de mis cenizas) acudí a hacerlo lo que me llevó al camino de comprender lo importante de tener un trabajo intensivo con otros enfermos de adicción.

    El poder compartir experiencia, fortaleza y esperanza, incluyendo mis malas decisiones y mis fallas en la recaída, han sido un cimiento super-importante para alcanzar mi estado de sobriedad, mantenerlo y estar apegado a mi Programa de recuperación, de tal manera que ha sido una fuente para mi desarrollo espiritual, haciéndose realidad el hecho de que solamente puedo conservarme sobrio y limpio, cuando regalo todo lo que encuentro y obtengo de la veta valiosísima e inconmensurable de la recuperación.

    He ido aprendiendo a tener mente abierta, buena voluntad y sinceridad al trabajar con otros enfermos de adicción, para que de esta forma se logre un puente de comprensión y así poder sentirme pertenecer, como uno más, a la Comunidad de la recuperación, aprender a vivir con amor al prójimo como la mejor manera de practicar el amor a mi Dios.

    Felices 24 horas de amor sin condiciones.

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