Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

27 DE SEPTIEMBRE

«SIN RESERVAS»

Rebosante de gratitud, el corazón tiene que latir con un amor . . .

COMO LO VE BILL, p. 37

Si mientras practico el servicio a otros, mis éxitos ocasionan la granDiosidad, yo tengo que reflexionar sobre lo que me condujo hasta este punto. Lo que se me ha dado alegremente y con amor, debe seguirse pasando sin reservas y sin expectaciones. Porque a medida que crezco, veo que, por mucho que sea lo que dé con amor, yo recibo mucho más en espíritu

Del libro Reflexiones diarias
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En el libro Tal Como la Ve Bill, en los temas de gratitud y orgullo refiere al párrafo número 37, “Un Corazón Lleno y Agradecido” que dice: “Un ejercicio que practico es el de tratar de hacer un inventario completo de mis bendiciones y una justa aceptación de los muchos dones que poseo – tanto los temporales como los espirituales. En esto trato de alcanzar un estado de agradecimiento alegre. Un agradecimiento así, al ser afirmado repetidamente y considerado atentamente, puede al fin desplazar la propensión natural a felicitarme a mí mismo por cualquier progreso que me haya sido posible hacer en alguna área de mi vida.

Me esfuerzo por aferrarme a la verdad de que un corazón lleno y agradecido no puede abrigar grandes presunciones. Rebosante de gratitud, el corazón tiene que latir con un amor que fluye hacia todo lo que nos rodea, la emoción más elevada que jamás podamos experimentar.” [GRAPEVINE, Marzo de 1962]

Gratitud es lo primero que tengo hacia Dios porque me cuidó durante la actividad, porque protegió a mi esposa, escoltó a mis hijos, resguardó a mis padres, salvaguardó a mis hermanos y socorrió a muchos seres humanos para que no les hiciera un daño mayor, para no causarles mayores afectaciones insalvables; además Dios me asistió en muchos momentos de ingobernabilidad en los cuales aún sin consumir, estando abstemio, mis emociones y mis pensamientos estaban totalmente disparatados y dislocados, causando grandes estragos en mi vida, a mí mismo y a otros. Así, que cuando me comienzo en el Programa de recuperación agradezco tener a mi lado a mi esposa, a mis hijos, contar con amigos, saber que mi madre me ama y; aún en la confusión, entender que mis hermanos me quieren y que por su propia enfermedad emocional a veces no saben demostrarlo y no saben lo que hacen.

Agradecido de tener la oportunidad de accionar el cambio de mi vida; Agradecido de intentar una transformación profunda de mi personalidad; Agradecido de tener la mente abierta para realizar una búsqueda incesante de la Voluntad de Dios; Agradecido de contar con la buena voluntad para explorar mi interior para auto-conocerme; en fin Agradecido por tener vida, salud, familia, oportunidades, sobre todo por haber salvado mi espíritu y dirigirme hacia el Caminos Feliz.

Mi gratitud nace del auténtico amor a Dios a mis semejantes, me lleva hacia el camino del servicio a mi esposa, a mis hijos, a mi madre, a mis hermanos y a quien Dios ponga en mi camino; mi agradecimiento me responsabiliza de los actos, conductas y actitudes con que afecté a otros, implica que reconozca mis fallas y pueda dar gracias que no tenga consecuencias más graves ni mayores de las que ya he vivido. Tener mi corazón lleno y agradecido me permite corresponder con aquellos que han hecho algo por mí, por aquellos que van apareciendo en mi vida e incluso por aquello que buscaron perjudicarme, pues al estar agradecido me doy cuenta de que le debo lealtad absoluta al Programa de recuperación, lo que implica lealtad a Dios y en mi caso personal me ha dado una enseñanza: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado.”, lo que incluye “Ama a tus enemigos y ora por los que te persiguen”.

Amar a mi prójimo es cumplir con los principios espirituales que los Doce Pasos me muestran para vivir bien y me hacen ver que debe ser un sentimiento auténtico, que no busque obtener ninguna recompensa, que no desee ningún tipo de reconocimiento y que no me genere ninguna magnificencia, porque en virtud de mi enfermedad de la adicción tengo una tendencia a ser exagerado, grandilocuente y rimbombante y esto puede hacerme perder el verdadero sentido de transmitir el mensaje, de hacer unidad y de dar servicio, tergiversando mi recuperación.

¿Se puede estar agradecido con aquellos que nos lastiman, que no nos quieren bien o que buscan afectarnos? En mi caso personal, mi padrino y mis compañeros me han guiado y así he podido agradecer cualquier favor recibido de cualquier persona, incluso de quienes me han ayudado y que al mismo tiempo me han agraviado y que no me aprecian bien. Con el Programa de recuperación me han enseñado a reconocer el daño que yo he causado y al aceptar que las demás personas tienen su grado de enfermedad emocional y también producen afectaciones, por lo que debo centrarme en tenerles gratitud por cualquier bien y favor recibido, evitando juzgar pues es incongruente hacerlo, ya que soy alguien con muchos defectos de personalidad.

Dar sin esperar recibir, dar hasta que duela, combatir mi egoísmo con la generosidad, el altruismo, la humildad y la sinceridad me permiten ponerme en la buena disposición de hacer mi mejor y mayor esfuerzo para vivir conforma a la práctica del Programa de recuperación, de tal manera que por atracción pueda propagar que la vida espiritual es una realidad, que vale la pena intentarlo y que los resultados son más benéficos de lo que hubiera podido imaginar.

La experiencia me ha demostrado que no puede haber gratitud sin amor genuino a los semejantes y el amor no hace mal al prójimo.

Felices 24 horas de gratitud sin reservas.

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