Somos amorosos
“Aunque la persona más importante en tu mundo te rechace, sigues siendo real, y sigues estando bien.” (Ya no seas codependiente).
Alguna vez te descubriste pensando: ¿Cómo es posible que alguien me ame? Para muchos de nosotros, ésta es una creencia profundamente imbuida que se puede convertir en una profecía que nosotros mismos hemos provocado.
Pensar que no somos dignos de ser amados puede sabotear nuestras relaciones con compañeros de trabajo, con amigos, familiares y otros seres amados. Esta creencia nos puede llevar a elegir o a permanecer en relaciones que son menos de lo que merecemos porque no creemos merecer lo mejor. Podemos volvernos desesperados y aferrarnos como si una persona en particular fuera nuestra última oportunidad de amar. Podemos ponernos a la defensiva y alejar a la gente. Podemos asilarnos o reaccionar en exceso constantemente.
Mientras crecíamos, muchos de nosotros no recibimos el amor incondicional que merecíamos. Muchos de nosotros fuimos abandonados o descuidados por gente importante en nuestra vida. Podremos haber llegado a la conclusión de que la razón por la cual no éramos amados era porque no éramos dignos de amor. Culparnos a nosotros mismos es una reacción comprensible, pero inadecuada. Si los demás no nos pudieron amar, o amarnos de maneras que funcionaran, no es culpa nuestra. En la recuperación estamos aprendiendo a separarnos de la conducta de los demás. Y estamos aprendiendo a asumir la responsabilidad de nuestra curación, a pesar de la gente que nos rodee.
Al igual que podremos haber creído que no eramos dignos de amor, podemos volvernos diestros en la practica de la creencia de que somos dignos de ser amados. Esta nueva creencia mejorara la calidad de nuestras relaciones.
Mejorara nuestra relación mas importante: la relación con nuestro yo. Seremos capaces de dejar que los otros nos amen y de abrirnos al amor y a la amistad que merecemos.
“Hoy, Dios mio, ayúdame a estar consciente de cualquier creencia autoderrotista que tenga acerca de no ser digno de amor y a liberarme de ella. Ayúdame a comenzar, hoy, a decirme a mi mismo que soy digno de ser amado. Ayúdame a practicar esta creencia hasta que la tenga metida hasta la médula y se manifieste en mis relaciones”.