Festeja
Date tiempo para festejar.
Festeja tus éxitos, tu crecimiento, tus logros. Festéjate a ti y festeja cómo eres.
Durante demasiado tiempo has sido demasiado duro contigo mismo. Los otros han derramado su energía negativa –sus actitudes, creencias, su dolor – en ti. ¡Tú no tenías nada que ver con ello! Todo ese tiempo has sido un regalo para ti mismo y para el universo.
Tú eres una criatura de Dios hermosa, un deleite, una alegría. No tienes que esforzarte más duro, ser mejor, ser perfecto o ser cualquier cosa que no seas. Tu belleza está en tu interior, tal como eres a cada momento.
Festeja eso.
Cuando tengas un éxito, cuando logres algo, disfrútalo. Haz una pausa, reflexiona, alégrate. Durante demasiado tiempo has escuchado amonestaciones de que no te sientas bien con lo que has hecho, so pena de viajar por el camino descendente a la arrogancia.
La celebración es una forma superior de alabanza, de gratitud hacia el Creador por la belleza de la creación de Dios. Disfrutar y celebrar lo bueno no significa que esto te será quitado. Celebrar es deleitarse en el regalo, es mostrar gratitud.
¡Festeja tus relaciones! Festeja las lecciones del pasado y el amor y la calidez que tienes hoy. Disfruta la belleza de los demás y su relación contigo.
Festeja todo lo que tienes en tu vida. Festeja todo lo que es bueno.
¡Festéjate tu!
“Hoy, le daré rienda suelta al júbilo de festejar”.