La comida no es mamá
En la mente de un bebé, la comida es sinónimo de mamá. A medida que el bebé crece, los dos conceptos se diferencian, pero quizá nunca se separan. Nosotros, los comedores compulsivos, quizá sigamos confundiendo la comida con mamá.
Con frecuencia sentimos gran hostilidad y resentimiento hacia nuestra madre; ella no nos dio suficiente amor, o nos dio un amor equivocado; nos sobrealimentó, o nos negó lo que necesitábamos. ¡Tal vez sigamos buscando en el refrigerador a la madre perfecta! ¿Qué no es tiempo ya de darnos cuenta que ella no está ahí?
No importa qué comamos, o cuánto, no podemos regresar atrás el reloj y volvernos otras vez parte de nuestra madre. Quizá en vez de ser inadecuada, nuestra madre era una fuente tal de consuelo y satisfacción que no queremos enfrentar la vida sin un sustituto de su presencia. Nuestro Poder Superior tiene la intención de que lleguemos a depender de Él aún más de lo que dependíamos de nuestra madre. A diario nos ofrece una relación de una amor e intimidad más grandes aún que los que existen entre madre e hijo. Para crecer en esa relación se requiere de la abstinencia de comer en forma compulsiva.
Te entrego a Ti mi relación con mi madre

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