Amigos y enemigos
A veces, nuestros amigos o familiares nos instan a comer alimentos que no forman parte de nuestro plan. Si permitimos que nos obliguen a comer algo sólo por darle gusta a otra persona, corremos el peligro de perder lo más importante de nuestra vida: la abstinencia. Cualquiera que trate de hacernos sentir incómodos a causa de nuestra enfermedad está actuando como un enemigo, no como un amigo.
Para algunas personas que están cerca de nosotros, puede ser útil darles una explicación acerca de nuestro plan de alimentación. Sin embargo, las discusiones que se repiten son, por lo general, innecesarias e improductivas. Nosotros somos los únicos responsables de lo que entra en nuestra boca. Si los que nos rodean no pueden o no quieren entenderlo, entonces ése es su problema, no el nuestro.
Cuando nos enfrentamos al tipo de alimento que sabemos nos hace daño, la respuesta más sencilla es un firme “¡no, gracias!”. Cuando nosotros estamos resueltos a guardar la abstinencia, nadie más sea amigo o enemigo, nos puede impedir seguir nuestro plan.
Señor, protégeme de mis amigos y enemigos.
 
comentario 2015
soy la unica responsable de aquello que entra en mi boca, culpar a los demas o responsabilizarlos a ellos es una perdida de tiempo y una irresponsabilidad por mi parte.

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