Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

28 AGOSTO

«ALIGERAR LA CARGA»

El mostrarle a otros que sufren cómo se nos ayudó es precisamente lo que hace ahora que la vida nos parezca de tanto valor… el tenebroso pasado… [es la] clave de la vida y de la felicidad de otros.

— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 124

Desde que logré mi sobriedad, he sido curado de muchos dolores: traicionar a mi compañero, dejar a mi mejor amigo y echar a perder las esperanzas que mi madre tenía depositadas en mí. En cada caso, alguien del programa me habló de un problema similar y pude compartir lo que me sucedió a mí. Cuando conté mi historia, ambos nos levantamos con los corazones aligerados.

Del libro Reflexiones diarias
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En el Libro Grande, Capítulo IX, “La Familia y La Recuperación”, se encuentra este párrafo: “Para nosotros, mostrarles a los que sufren la manera en que hemos sido ayudados es lo que hace que valga la pena vivir la vida. Lleve en su pensamiento que en las manos de Dios el obscuro pasado es la más grande posesión que ahora tiene usted. Es la llave de la vida y de la felicidad de los demás. Con ella, usted les puede evitar la muerte y la infelicidad.” Al leerlo viene a mi mente cómo me ayudaron en la clínica, los terapeutas, los consultores, mis compañeros, así como mi grupo, los miembros de mi grupo, mi padrino para transmitirme el mensaje de que sí hay una solución a mi enfermedad de la adicción, y me compartieron su pasado sombrío y me permitieron que yo les compartiera el mío, de esta manera comenzó a crearse el puente de comprensión que me regaló el sentido de pertenencia a la Comunidad de la recuperación.

Hablar de mis borracheras, de los choques, de las peleas, de la violencia doméstica, de los insultos, de la búsqueda insaciable de satisfacción lujuriosa, de las pérdidas de relaciones amorosas, de las pérdidas de matrimonios, del abandono de los hijos, del robo de sueños, del asesinato de esperanzas, de la violación de la confianza, de la infidelidad, de la falta de lealtad, de mi impaciencia e intolerancia, de mi envidia e ir descubriendo que con el consumo he realizado actos que no me atrevería a hacer abstemio y mucho menos sobrio, puesto que al avanzar en mi autoconocimiento admito que han existido momentos de mi vida en que aún abstemio sin haber consumido nada mis defectos de carácter han sido tan grandes que he cometido actos muy deplorables de ira, de excitación, concupiscencia y de voracidad, que ahora sé son la raíz profunda de mi enfermedad de la adicción.

Al hacer catarsis e irme liberando de esta pesada carga de remordimientos, de resentimientos, de arrepentimientos auto-conmiserados y de temores voy aprendiendo a perdonarme y a perdonar a otros, mas sobre todo voy descubriendo a mi Poder Superior para que Él se encargue de mi obsesión por consumir y sea quien se lleve consigo mis defectos de carácter para que yo pueda más fácilmente vivir de manera práctica los principios espirituales de los Doce Pasos.

He llegado a sentir la liberación de poder voltear a mi pasado sin lamentarme y sin desear cerrar la puerta que me conduce a él (Segunda Promesa) y apreciar enormemente lo valioso que puede ser para transmitir el mensaje para que los recién llegados y los alcohólicos y/o adictos que aún están sufriendo puedan verse reflejados en mí, como si se miraran al espejo, y de esta manera observen que si un enfermo de adicción, como yo, ha podido tener varias veinticuatro horas de sobriedad, cualquiera puede hacerlo con el simple hecho de asir el sencillo juego de herramientas espirituales que me regala y me sugiere el Programa de recuperación, independientemente de lo bajo que haya llegado, teniendo la oportunidad de ver cómo mi experiencia puede beneficiar a otros (Cuarta Promesa).

Mi vergonzoso pasado, al vivir sinceramente los valores morales positivos y los principios espirituales en busca de mi despertar y progreso espiritual se va tornando en un tesoro que puedo compartir con los demás y para mí se vuelve una alerta constante de a dónde puedo regresar si no continuo, sin prisa pero sin pausa, un día a la vez viviendo dentro del Programa de recuperación, porque sé que todo lo que anteponga a mi recuperación finalmente lo acabaré perdiendo, una enseñanza más de la experiencia propia y ajena que por no seguirla más de una vez he sufrido y por eso ahora lo sitúo, prefiero y honro a todo.

Cuando comparto con mis compañeros en catarsis, en grupo, en la clínica o simplemente con otro compañero he podido sentir una vez más cómo quedo liviano y ágil en mi espíritu y deseo que con quien comparto se sienta liberado de saber que nos ha sucedido lo mismo, hemos sufrido igual y únicamente hemos estado en diferentes escenarios. Curiosamente me pasa como a Bill W. con el Dr. Bob en su primera plática, no intento darle la solución, ni arreglar el problema del otro sino paradójicamente al trabajar, hablar y compartir con otro enfermo de adicción lo hago para no consumir y estar bien yo, pues aplica lo que dice el Libro Azul en el Capítulo VII, “Trabajando Con Los Demás”: “La experiencia de todos los días demuestra que nada es más eficaz para garantizar nuestra sobriedad, que un intenso trabajo en favor de otros alcohólicos. Esto funciona incluso donde las otras actividades no funcionan.”

Felices 24 horas aligerando la carga.

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