El tiempo para Dios
Cuando nos sentimos bajo presión y tememos no tener tiempo suficiente para hacer las cosas que creemos que necesitamos hacer, es conveniente detenernos un momento y pensar que todo el tiempo es de Dios. Quizá queramos hacer más de lo que deberíamos, del mismo modo que antes queríamos comer más de lo que necesitábamos. El cambiar la compulsión de comer por una actividad compulsiva no es la solución a nuestro problema.
Entregar nuestras vidas a nuestro Poder Superior al empezar cada día le permite a Él programar lo que vamos a hacer y a qué horas. Él mejor que nadie conoce nuestras capacidades, y nunca nos da a hacer más de lo que podemos. Para beneficiarnos de Su guía, necesitamos estar en contacto con lo profundo de nosotros mismos y no dejarnos arrastrar por exigencias externas.
En el pasado, tal vez alternábamos entre periodos de improductividad languidez y súbitos periodos de frenética actividad. En la medida en que permanezcamos bien físicamente absteniéndonos de comer en forma compulsiva, aprenderemos la moderación y el orden, al tiempo que Dios nos mostrará cómo usar el tiempo que Dios nos mostrará cómo usar el tiempo que Él nos da.
Por favor ordena el tiempo que Tú me das cada día

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