La comida: sirviente o amo
La comida solía ser nuestro amo. La obsesión mental por ella y el antojo de querer comer más controlaban nuestra vida. A medida que nos recuperamos, empezamos a ver cuán esclavos éramos de la comida y de nuestro apetito. Sabemos que, no importa por cuánto tiempo nos abstengamos de la compulsión de comer y nos recuperemos de nuestra enfermedad, siempre seremos impotentes ante la comida. La idea de que algún día seremos capaces de comer en forma espontánea es la ilusión más falsa y peligrosa que podamos albergar.
Al abstenernos de comer en exceso cada día de nuestra vida, hacemos de la comida nuestro sirviente, no nuestro amo. Comemos lo necesario para alimentar nuestro cuerpo, pero no nos permitimos comer para consolarnos, porque estamos aburridos, por cualquiera otra razón de tipo emocional. Independientemente de lo que necesitemos para permanecer en abstinencia, eso es lo que estamos dispuestos a hacer cada día.
El hecho de no olvidar que siempre estamos a un bocado del atracón nos asegura que la comida seguirá siendo nuestro sirviente.
Hoy y todos los días, que te sirva a Ti y no a la comida

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