Para darte energía, no para tranquilizarte
La comida es alimento para el cuerpo, no una droga. Cuando comemos en exceso, socavamos nuestra energía y embotamos nuestras respuestas. La comida en exceso nos vuelve flojos y aletargados. Debemos comer para tener energía, no para olvidar.
Si hemos estado utilizando la comida como narcótico para mitigar temporalmente el dolor de vivir, entonces necesitamos aprender otras maneras de encarar la vida. Gran parte de nuestro dolor es innecesario; surge de miedos y demandas egocéntricos. Si aceptamos el hecho de que no podemos cambiar la conducta de otra persona, entonces no nos lastimaremos con la ira que nos provoca lo que esa persona hace.
Al mismo tiempo, aprenderemos a apartarnos de la gente y de las situaciones que nos causan dolor innecesario. ¡No tenemos que ser mártires! La abstinencia nos da la energía para intentar cambios positivos.
Cierta dosis de dolor, tanto físico como emocional, es inevitable. A menudo, este dolor acompaña al crecimiento interior. Tranquilizarnos con la comida es impedir el crecimiento.
Que me acuerde de comer para tener energía, no para olvidar