Días festivos
Las vacaciones llegan y se van. Nuestra alternativa sigue siendo la misma: abstenernos o comer en exceso.
Las vacaciones por lo general se asocian con una sobreabundancia de comida especial. Los que tienen la fortuna de no ser comedores compulsivos pueden entregarse a la comida un día o dos. Sin embargo, nosotros no podemos. En nuestro caso, entregarnos un día a comer significa el principio de una caída hacia la pérdida de control y la consiguiente desesperación. ¿Qué clase de celebración es ésta si vamos a terminar cayendo en la trampa de la compulsión de comer?
Todos los días podemos celebrar nuestra libertad guardando la abstinencia. Cuando lleguen las vacaciones, las disfrutaremos más absteniéndonos que lo que las disfrutábamos cuando le dábamos rienda suelta a la comida. Nos hemos liberado de los remordimientos y de los sentimientos de culpa, así como del pánico que nos asalta cuando perdemos el control. Tenemos libertad para pensar acerca del más profundo significado del día festivo, cualquiera que sea la celebración, lo que tiene más sentido que comer o beber.
Cuando la abstinencia sigue siendo la parte más importante de nuestra vida, sin importar qué día sea, entonces cada día se convierte en una celebración, por lo que los días de fiesta se vuelven una bendición en vez de ser un desastre.
Señor, que celebre éste y todos los días con mi abstinencia