Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
22 AGOSTO
«BUSCAR LA ESTABILIDAD EMOCIONAL»
Al desarrollarnos aun más, descubrimos que la mejor fuente posible de estabilidad emocional era el mismo Dios. Vimos que la dependencia de Su perfecta justicia, perdón y amor era saludable, y que funcionaría cuando todo lo demás nos fallara. Si realmente dependíamos de Dios, no nos sería posible hacer el papel de Dios con nuestros compañeros, ni sentiríamos el deseo urgente de depender totalmente de la protección y cuidado humanos.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 114
Toda mi vida dependía de otra gente para mis necesidades y mi seguridad, pero hoy ya no puedo vivir así. Por la gracia de Dios, he admitido mi impotencia ante la gente, lugares y cosas. Era un verdadero “adicto a las personas”; dondequiera que fuera tenía que tener a alguien que me prestara alguna clase de atención. Era una actitud que solamente Podía empeorar, porque cuanto más dependía de otros y más atención les exigía, menos recibía.
He dejado de creer que cualquier poder humano pueda quitarme aquel sentimiento de vacío. Sigo siendo un ser humano frágil que tiene que practicar los Pasos de A.A. para anteponer este principio a mi personalidad — sólo un Dios amoroso me puede dar paz y estabilidad emocional.
Del libro Reflexiones diarias
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En el Doceavo Paso encuentro el párrafo que dice: “Al desarrollarnos aun más, descubrimos que la mejor fuente posible de estabilidad emocional era el mismo Dios. Vimos que la dependencia de Su perfecta justicia, perdón y amor era saludable, y que funcionaría cuando todo lo demás nos fallara. Si realmente dependíamos de Dios, no nos sería posible hacer el papel de Dios con nuestros compañeros, ni sentiríamos el deseo urgente de depender totalmente de la protección y cuidado humanos. Esta eran las nuevas actitudes que acabaron dándonos una fortaleza y una paz internas que ni los fallos de los demás ni cualquier calamidad ajena a nuestra responsabilidad podrían hacer tambalear”.
Desarrollarme más dentro del Programa implica que cada día aplique con mayor convicción mi Tercer Paso, valiéndome de mi inventario diario y de la oración y meditación para tener un contacto consciente con mi Dios, de tal manera que realmente no solamente esté dispuesto sino que, aunque sea por instantes, entregue mi voluntad y mi vida confiadamente y sin restricciones al cuidado de Dios, puesto que si lograra de manera utópica dar, practicar y vivir al cien por ciento, en plenitud y a la perfección lo que implica hacer la Voluntad de Dios y no la mía en todos mis pensamientos, ideas y conceptos; hacer la Voluntad de Dios y no la mía en todos mis hechos, actos y circunstancias; y entonces tendría mis emociones ajustadas lo que me implicaría una fidelidad de mi intención, de mi libre albedrío al mismo objetivo de mi Poder Superior lo que resultaría en que sería tolerante, honesto, humilde, generoso, considerado, optimista, alentador, comprensivo, armonioso, verdadero, esperanzador, luminoso, alegre, indulgente, justo, bondadoso y amoroso con mis semejantes y dependiente amorosamente de Dios.
Acercarme a Dios, como yo lo concibo, me regala un insospechado recurso interior para tener la fortaleza y la esperanza de que puedo tener cambios favorables en mi vida, que puedo optar por cambiar mi vida de disturbios emocionales por una de equilibrio, que puedo estar seguro de tener una experiencia espiritual que me permita tener un profundo cambio de personalidad, un nuevo estado de conciencia y que esto me lleve a vivir bien, útil y feliz.
Estar en unicidad de objetivos con mi Dios me ayuda a: evitar la tentación de querer ser el Dios de mi propia razón para mí; evitar la atracción de ser el Dios que tiene la razón para los demás; evitar la excitación de ser el dios que puede resolver los problemas ajenos; evitar el impulso de ser el dios que todo lo sale bien, etcétera.
Estar en unidad de propósitos con mi Poder Superior me lleva a reconocer de manera suave, segura, simple y sostenida a agrupar y consolidar mi fuerza de voluntad con la Voluntad de Dios de tal manera que surja en mi el deseo, la elección y la decisión de cumplir con los principios espirituales del Programa para materializar y autenticar la justicia, la verdad y el amor como verdades reales y eternas de mi vida espiritual que si las practico con ahínco pueden verse reflejadas en mi cotidianidad del entorno de índole puramente humano.
Consolidar mi dependencia de Dios es algo que cada veinticuatro horas debo hacer, empezando por dejarle la carga de mi obsesión, de mis defectos de carácter, de mi ingobernabilidad, de mi inestabilidad para que Él se haga cargo y yo pueda accionar a favor de los principios espirituales o valores morales positivos de tal suerte que esté en posibilidad de lograr mi estabilidad emocional para poder tener momentos felices sustentados en la tranquilidad, la serenidad y la paz de mi espíritu.
Si la felicidad dependiera de lograr y tener todo lo que quiero y se me antoja de antemano sé que no llegará nunca porque es imposible que logre y tenga todo lo que la grandiosidad de mi mente y de mi ego me exigen, pues siempre hay un nuevo objetivo que lograr. Así, no disfruto de lo que tengo ni de lo que logro porque sigo en búsqueda y en un afán infinito y eterno de alcanzar algo más, de ninguna manera vivo en el presente porque hablo de mis logros pasados, platico y sueño con los bienes por venir; en fin creo que camino cuando en realidad estoy crucificado con un brazo en el pasado, otro en el futuro y entonces clavo mis pies por lo que no puedo moverme ni avanzar.
Sólo por hoy, un día a la vez son frases que al principio me hacía recordar y que hoy son una constante de que únicamente tengo el momento presente y que éste estará bien aquí y en el más allá si el que manda en mi vida es Dios.
Felices 24 horas de buscar la estabilidad emocional.