Añoranzas
Hay ciertas comidas que siempre asociamos con el hogar y que nos ponen nostálgicos, con ganas de recapturar el pasado. No importa cuánto comamos, el hecho es que no podemos volver a casa y ser otra vez los bebés y niños que antes fuimos. Ninguna comida podrá satisfacer nuestro anhelo de amor, cuidados y seguridad que la mayoría de nosotros asocia con el hogar. Aunque nuestras necesidades de dependencia no hubieran sido satisfechas de pequeños (y especialmente en este caso), comer de más no nos ayudará de nada.
A medida que crece nuestra relación con nuestro Poder Superior, empezamos a creer que el hogar se encuentra más adelante, no en el pasado. Empezamos a darnos cuenta que nuestra añoranza es por un estado espiritual en vez de por un lugar físico. Dondequiera que nos encontremos, somos peregrinos y viajeros; no estamos seguros de nuestro destino final, sino atraídos por algo más que lo que ya conocemos. Sentimos que aunque habitamos en este mundo, no formamos parte de él, que añoramos una satisfacción espiritual.
Que nuestra añoranza nos acerque más a Ti.
 

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