Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
17 AGOSTO
«CORREGIR EL DAÑO»
En muchos casos veremos que, aunque el daño causado a otros no ha sido muy serio, el daño emocional que nos hemos hecho a nosotros mismos ha sido enorme.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, pp. 77-78
¿Has pensado alguna vez que el daño que hiciste a un asociado de negocios, o quizá a un miembro de tu familia era tan pequeño que no merecía pedir disculpas porque ellos, de todos modos, probablemente ni se acordarían? Si esa persona y el daño causado sigue viniendo a la mente una y otra vez, causando una inquietud o quizá un sentimiento de culpa, entonces yo pongo el nombre de esa persona a la cabeza de mi “lista de reparaciones” y me dispongo a presentar una sincera explicación, sabiendo que una vez cumplida esta importante parte de mi recuperación, me sentiré calmado y descansado.
Del libro Reflexiones diarias
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En muchos casos veremos que, aunque el daño causado a otros no ha sido muy serio, el daño emocional que nos hemos hecho a nosotros mismos ha sido enorme.
Hay cuestiones que fueron tan graves, tan importantes o que causaron tanto ruido que seguramente me las reclamaron airadamente muchas veces y es probable que lo sigan haciendo, y que al ir a reparar el daño puedan quedar resueltas con el otro o sirvan para que una vez más me sean recriminadas; sin embargo lo importante es tenerla disposición de repararlo y de ser posible hacerlo dando la explicación y ejecutando la acción correspondiente.
En otros casos es probable que haya situaciones que considero que no fueron tan graves o que los otros me hayan dicho que no lo son, mas debo afrontarlas para llevar a cabo la reparación conducente porque al aplicar los principios espirituales de la honestidad, la sinceridad, la humildad y con ello reducir mi ego, no soy yo quien debe jerarquizar ni categorizar las afectaciones a los otros, puesto que si lo tengo presente, si me hace ruido, si me da vergüenza, si me arrepiento debo darme cuenta que me he causado un gran daño a mí mismo porque me ha inducido al círculo de la culpa y enfrentarlo cara a cara con quien perjudiqué puede ser de gran alivio, cuando esto es posible, puesto que hay ocasiones en que el ritmo de la vida ya no lo permite de manera directa mas siempre habrá la posibilidad de hacerlo indirectamente y sobre todo con mi nuevo forma de vida.
Al leer en el Octavo Paso: “En muchos casos encontraremos que aunque el mal causado a otros no ha sido grave, el daño emocional que nos hemos causado a nosotros mismos si lo ha sido.”, lo cual es totalmente cierto porque por ejemplo ¿qué daño tan grave pude hacer cuando robé algo de pequeño valor en una tienda a la que le sobran clientes y dinero?, ¿qué daño pude hacer cuando de joven obtuve mis relaciones sexuales mediante la entrega y el olor de un fajo de billetes?, ¿qué daño pude hacer cuando mentí para librarme de un castigo y no se lo imputaron a nadie?, ¿qué daño pude hacer el día que no trabajé y no se ofreció nada si yo era mi propio jefe?, etcétera. Quizá piense que no dañe a otro o que no fue grave mas no puedo dejar de lado que sí me dañé emocionalmente porque fui contra los valores morales positivos de la honestidad de respetar lo ajeno, del amor que engrandece la entrega entre dos personas, de mi falta de sinceridad para asumir mis consecuencias, de mi falta de humildad para reconocer mis defectos y mis debilidades; en fin un ataque a mi parte espiritual que buscaba saciar lo material, lo sexual y lo social a costa de perder mi propio espíritu, de embaucar en mi alma en un camino empedrado de buenas intenciones que me llevaron al vivir en infierno del consumo y de la ingobernabilidad en toda su extensión, a cambio de mucho sufrimiento, frustración, depresión y desconsideración a causa de mi egoísmo.
Noches en vela de mis padres, de mi esposa; días de total inquietud vivida por mi esposa; horas amargas de desesperación experimentadas por mis hijos intentando ser tranquilizados por mi esposa; instantes de decepción por mis continuas fallas; en fin un pesimismo, una desconfianza y muchas veces un rompimiento del corazón de quienes decía eran mis seres queridos.
La recuperación que pronto me regala disfrutar de las Promesas porque aún sin reparar mi esposa, mis hijos y mi madre tienen la esperanza de que en el Programa podré recomponer mi vida, que dejaré de consumir y que con eso las cosas cambiarán y todo va a estar bien; por eso hay ocasiones en que mi confort, mi temor, en fin mi egoísmo intentan eludir la reparación porque son cosas “que ya me han sido perdonadas”, “que ya no me reclaman”, “que no tiene caso volver a revivir”, “que no fueron tan graves”; se me olvida que la única forma de eliminarlas y trascenderlas definitivamente es afrontándolas y reparándolas, directa e indirectamente, según sea el caso, mas fundamentalmente aceptando el gravísimo daño que me causé a mí mismo y que por estar afectado, alienado, enajenado e intoxicado repercutí ese daño a los demás, normalmente a los más cercanos.
En la medida que un día a la vez vivo los principios espirituales de los Doce Pasos; acciono a favor de los valores morales positivos y tengo actos concretos de generosidad y altruismo por los demás; anteponiendo siempre a mi Poder Superior; entonces mi modo de vivir va siendo un bálsamo que cura muchas heridas, afectaciones y sufrimientos causados a los demás y a mí; mi designio de vida siembra la esperanza, aporta armonía, elimina injurias y se encamina hacia lo sublime de amar auténticamente a mis semejantes y a vivir en unión amorosa con mi Dios.
Felices 24 horas de corregir el daño.