Vulnerabilidad
Cuando dejamos de drogarnos con comida innecesaria, nos volvemos vulnerables. Hemos estado usando la comida extra como una defensa contra nuestros sentimientos. Sin ella, afloran los miedos y las angustias, y se liberan nuevas energías. En vez de refugiarnos en el refrigerador, podemos ir aprendiendo día a día a vivir con el yo expuesto.
El dar a entender a una persona que nos gustaría trabar amistad con ella implica el riesgo del rechazo. Decirle “no” a un miembro de la familia cuando lo que éste pide se contrapone con nuestro programa puede hacernos experimentar sentimientos de culpa. Pedir ayuda cuando la necesitamos significa admitir nuestra debilidad. Exponer nuestras necesidades destruye nuestra apariencia de autosuficiencia.
Para ser vulnerables se necesita valor, pero sólo a medida que vamos siendo capaces de vivir sin la defensa de comer en exceso vamos siendo capaces de crecer emocional y espiritualmente. Cuando dejamos de volcarnos en la comida para satisfacer nuestros sentimientos y nuestras necesidades, nos vamos haciendo capaces de ser más abiertos con los demás. Nos alimentan ellos y nuestro Poder Superior, quien mitiga nuestros temores y dirige nuestras nuevas energías.
Que no me dé miedo ser vulnerable.