Valores
¿Qué es lo que más valoro? ¿Qué ocupa el número uno en mi vida? ¿Qué el centro?
Cuando comía en exceso, yo era el centro. Yo era lo más grande dentro de mi universo, y todo lo demás giraba a mi alrededor. Temible estado, ya que el egocentrismo no brinda seguridad ni paz interior. Para mí, lo más importante era yo, y ese egocentrismo era mi perdición. Cuando me caí de mi nube y toqué fondo, no tenía a dónde ir excepto a algo que estuviera fuera de mí mismo.
A medida que nosotros, comedores compulsivos, seguimos el Paso Dos y llegamos a creer que un Poder Superior nos puede devolver a nuestro sano juicio, empezamos a cambiar el centro de nuestra conciencia de nosotros mismos a Dios. Ésa es nuestra única esperanza. Mientras nuestros débiles yos estén en el centro, no podemos lograr un progreso real, ni en cuanto a controlar nuestra adicción, ni en cuanto a vivir una vida productiva.
Cuando tocamos fondo, nos sentimos humillados. Cuando nos sentimos humillados, somos capaces de percibir y de reconocer que Dios es lo primero y que la abstinencia es nuestra tarea primordial. Discernimos nuestros valores y el orden nos brinda paz y seguridad.
Tú, Señor, eres el centro de mi vida.

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