Servicio
Nosotros, los comedores compulsivos, a menudo nos hemos pasado la vida preocupados por obtener, ingerir y consumir. Es necesario nutrirnos, pero también es necesario dar. Para mantenerse vivo, uno debe inhalar y exhalar.
Al irnos recuperando, nos vamos haciendo cada día más fuertes y más capaces para servir a los demás. Cuando dejamos de comer en forma compulsiva nos sorprendemos de la cantidad de tiempo y energía de que disponernos para otras actividades útiles. Por un lado, físicamente nos sentimos mucho mejor, ya que estamos comiendo el tipo y la cantidad de comida que nuestros cuerpos necesitan para funcionar de manera óptima. Por el otro, nos volvemos más fuertes emocional y espiritualmente a medida que trabajamos los Doce Pasos.
Cada día podemos estar abiertos a la oportunidad de servir a los miembros de nuestro grupo de CCA, a nuestros familiares y amigos. A medida que damos más y tomamos menos, obtenemos una nueva satisfacción y mayor respeto por nosotros mismos.
Señor, muéstrame dónde puedo servir.