No estés ansioso
Si trabajamos conscientemente el programa CCA, podemos encargarle los resultados a nuestro Poder Superior. Preocuparnos es insultar a Dios. Cuando admitimos que somos impotentes ante la comida y que nuestras vidas se han vuelto ingobernables, podemos pedir y recibir una fortaleza y un poder más allá de nosotros mismos. Cuando ponemos nuestra vida y nuestra voluntad al cuidado de Dios y lo entendemos a Él, somos libres de vivir sin ansiedad.
Al principio nos sentimos torpes. Por un momento, le entregamos nuestros problemas y angustias, y las recogemos al siguiente. Nos olvidamos de que el programa de Doce Pasos les ha funcionado a cientos de personas compulsivas: alcohólicos y drogadictos, así como a comedores compulsivos. Al dudar de la fortaleza de Dios, caemos otra vez en nuestra propia debilidad, con los consiguientes problemas.
A través de nuestro contacto con miembros de CCA podemos observar cómo cambian las vidas y cómo la gente se renueva en cuerpo, mente y espíritu. Estos ejemplos son un testimonio convincente de la eficiencia de nuestro Poder Superior. Entre más confiamos en Su voluntad para con nosotros, más puede hacer milagros en nuestras vidas.
Señor, toma mis angustias. Oro porque se haga Tu voluntad.