Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
20 JULIO
«LIBERADOS DE DEFECTOS»
Pero ahora las palabras “Por mí mismo nada soy, el Padre hace las obras” empezaban a cobrar un significado muy prometedor.
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 72
Cuando pongo el Séptimo Paso en acción debo recordar exactamente lo que dice. No dice “Humildemente le pedimos que nos ayudara o que nos diera la fortaleza o el valor para libramos de nuestros defectos”. El Paso dice simplemente que Dios me librará de mis defectos. El único trabajo que tengo que hacer es “pedir humildemente”, lo cual, para mí, significa pedir con el conocimiento de que yo por mí mismo soy nada, el Padre dentro de mí “hace las obras”.
Del libro Reflexiones diarias
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Admitir mis errores para corregirlos; que implica vivir en paz; que resulte de la sabiduría de distinguir la diferencia de lo que puedo y lo que no puedo cambiar
En la admisión de mi impotencia pude tener claro que requería de algo o alguien que tuviera el poder para que yo parara, tanto que muchas veces recurrí a todo tipo de remedios médicos, caseros, esotéricos, brujerías, desarrollo humano y cualquier cosa que considerara pudiera tener el influjo suficiente para que yo pudiera controlar mi consumo y cuando me sentí desesperado que fuera algo que tuviera la hegemonía para que yo dejara de beber. En mi caso, excepto una oración de emergencia no recurrí mucho a pedirle parar de consumir, algunas veces le pedía que me alejara del mal hábito y de estar propenso al mismo pero en mi fuero interno lo que realmente quería es que hiciera su intercesión para que yo pudiera beber sin problemas.
Qué ironía tener fe en una serie de actividades, objetos y consejos pero no tener confianza en Dios ni en los principios espirituales de mi religión, ni siquiera en poner en práctica la espiritualidad a la que me invitaban mis lecturas místicas, mis conocimientos de auto-ayuda, de desarrollo humano, de terapia de regresión, ni siquiera tomar en cuenta las observaciones y guía de las recomendaciones terapéuticas, psicológicas y psiquiátricas, incluso ni siquiera tomar en cuentas las simples indicaciones del sentido común, ya no se diga las predicciones resultantes de mis malas experiencias.
No podía tener un acercamiento a la humildad porque no me conocía, no sabía mis defectos, mis cualidades, mis errores, mis aciertos, mis debilidades, mis fortalezas, mis limitaciones, mis habilidades, mucho menos tenía claro con objetividad los alcances de lo negativo y positivo en mi vida; me culpaba con un simple método maniqueo con base en una moralidad muy simplista de esto está bien, esto está mal y en medio una serie de cuestiones que podían inclinarse en mi balanza de acuerdo a mi propia conveniencia.
Al iniciar a practicar y hacer cada uno de los Pasos, voy avanzando en las sugerencias espirituales que me ayudan a encaminarme a conocer lo que es la humildad como un principio espiritual indispensable para mantener mi sobriedad, para ser útil y feliz, en fin para progresar en lo que concierne a mi alma y a mi espíritu. Descubro que requiero de un Poder Superior que ponga la capacidad, la energía, el domino y la eficacia para que yo deje de beber, para que se lleve mi obsesión de consumir, para que cargue con mi enfermedad de la adicción y así mismo pueda encargarse de mi ingobernabilidad eliminando mis defectos de carácter. Entonces, cuando me considero que he quedado habilitado para encontrar un Poder Superior y he decidido poner mi voluntad y mi vida a Su Cuidado es que humildemente puedo experimentar que “Las palabras “Yo solo no soy nada, el Padre dispone” empezaron a tener mas significado y a hacernos entrever promesas brillantes.”
Cada vez que leo, reviso y comparto la importancia del Poder Superior en mi recuperación, me gusta recordar esta parte del Libro Grande: “Nuestra impotencia nos planteaba un verdadero dilema: teníamos que encontrar una fuerza gracias a la cual pudiésemos vivir, y ésta debía ser un Poder Superior a nosotros mismos, evidentemente. ¿Pero dónde y cómo encontrar este Poder?
La búsqueda de tal fuerza es justamente el tema de este libro. Su fin principal es conducirlo a descubrir un Poder Superior a usted mismo que le ayude a resolver su problema.”
Solo no puedo, necesito a Dios y mi Poder Superior, como yo lo concibo, requiere de manifestarse, en primer término, a través de mis compañeros, de mi padrino, de la Comunidad de la recuperación y por eso requiero de acudir a mi grupo. Así mismo, en un segundo término, comienzo a darme cuenta que Dios me hace saber Su Voluntad a través de los demás, empezando por los seres más cercanos a mí, y para ello debo estar alerta, tener mente abierta, buena voluntad y actuar con honestidad.
Esta parte del Paso Siete me regala la experiencia de que yo no soy quien trabaja ni quien elimina mis defectos de carácter, sino que es Dios y yo debo pedírselo con humildad lo que significa que lo debo hacer con la verdad de mi propio autoconocimiento, definiendo con exactitud mis defectos, el grado de los mismos y lo que representan en mi vida, incluso aquellos que en los asuntos de índole puramente humana a veces son vistos como “aciertos, cualidades o capacidades”. Dios es quien hace las obras y lo creo porque es quien me ha librado del consumo, por estas veinticuatro horas, y es quien ha comenzado a cargar con mis emociones negativas y me ayuda a ir recomponiendo mi ingobernabilidad.
Sólo por hoy: voy conociendo la humildad que requiere de admitir mis errores para corregirlos; que implica vivir en paz; que resulte de la sabiduría de distinguir la diferencia de lo que puedo y lo que no puedo cambiar; humildad que me permita callar mis fortalezas, mis virtudes, mis cualidades, mi Programa y permita a los demás descubrirlos; una humildad que se sustente en la atracción y no en la promoción.
Felices 24 horas liberado de defectos.