Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

7 JULIO

«… Y DESPRENDERSE DE ÉL»

… sobre todo el miedo de que perderíamos algo que ya poseíamos o que no conseguiríamos algo que exigíamos. Por vivir a base de exigencias insatisfechas, nos encontrábamos en un estado de constante perturbación y frustración. Por lo tanto, no nos sería posible alcanzar la paz hasta que no encontráramos la manera de reducir estas exigencias. La diferencia entre una exigencia y una sencilla petición está clara para cualquiera.

— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 73

Para mí, la paz es posible solamente cuando renuncio a mis expectaciones. Cuando estoy atrapado en pensamientos respecto a lo que yo quiero y lo que debo recibir, estoy en un estado de temor o de anticipación inquieta y esto no conduce a la sobriedad emocional. Yo debo rendirme —una y otra vez— a la realidad de mi dependencia de Dios, porque entonces encuentro la paz, la gratitud y la seguridad espiritual.

Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

Mi miedo ligado a mi baja autoestima me provoca la búsqueda incesante de que me acepten los demás, porque al no sentirme bien conmigo mismo tengo la idea falsa de que podré valorarme si los demás me aceptan…

En el Séptimo Paso tiendo un puente de comprensión ante la experiencia que me dice: “… – sobre todo el miedo de que perderíamos algo que ya poseíamos o que no conseguiríamos algo que exigíamos. Por vivir a base de exigencias insatisfechas, nos encontrábamos en un estado de constante perturbación y frustración. Por lo tanto, no nos sería posible alcanzar la paz hasta que no encontráramos la manera de reducir estas exigencias. La diferencia entre una exigencia y una sencilla petición está clara para cualquiera.“

Uno de los 4 jinetes del apocalipsis, la frustración, hace su magnífica aparición cuando me dejó gobernar por el miedo que me paraliza y no me permite ponerme en acción para practicar los principios espirituales de los Pasos, y que no me deja practicar los actos de humildad que requiero para que se puedan eliminar mis defectos de carácter, que previamente debo haber identificado en el Cuarto y Quinto Paso. Además de que la frustración me lleva a la ira, resultado los dos del temor, y entonces se descoyuntan de manera muy grave en mí todos mis temores que se enmascaran con el enojo y pierdo la serenidad.

Mi miedo ligado a mi baja autoestima me provoca la búsqueda incesante de que me acepten los demás, porque al no sentirme bien conmigo mismo tengo la idea falsa de que podré valorarme si los demás me aceptan, al tener una racionalización de que si los demás me quieren entonces me puedo dar el permiso de quererme a mí mismo, por lo que parto de una idea totalmente errónea y de un sentimiento negativo de mucha inferioridad que no me permite sentirme bien con nadie. ¡Qué diferencia a lo que comencé a sentir al ir conociendo a mis compañeros y a la Comunidad de la recuperación!

En mi búsqueda de ser aprobado por los demás comienzo a sufrir los efectos de aceptar cualquier cosa que venga de los otros por miedo a ser rechazado; a sentir un altísimo y profundo temor a expresarme y mostrarme como soy, por el miedo a ser rechazado; a imitar conductas y actitudes, aún sin estar de acuerdo con ellas por el temor a ser excluido; a tener dificultad para ser yo mismo y sentirme cómodo con los otros y no poder dejar de pensar en el que dirán de mí. Al reflexionar y recordar estas emociones, pensamientos y conductas no me es difícil entender que me refugiara en la ensoñación de la bebida para fingir lo que no soy y pretender no sólo ser aceptado sino ser líder y notorio.

Uno de los padecimientos de mi enfermedad de la adicción es la baja autoestima y esto me hacía sufrir sensaciones desagradables, pues mi miedo de no ser aceptado, mi inseguridad de no sentirme pertenecer, el miedo al rechazo no me permitía actuar libremente y actuaba siempre en función de lo que yo presuponía que opinarían los demás siempre angustiado por ir con cuidado de decir y hacer “lo adecuado”.

La frustración se une a mi baja autoestima a tal grado que mis emociones negativas y mi pensamiento errónea me juegan siempre en contra de “lo que yo quiero” ya que cualquier respuesta negativa a mis deseos los magnificaba, no era capaz de pensar en alternativa, por ejemplo el hecho de si alguien no quiere salir es porque hay cansancio, mal humor, simplemente no tiene ganas y no existía una relación de rechazo hacia mí, aunque yo así lo asumiera; si mis hijos prefieren ir con sus amigos no es porque no me querían sino porque se divierten distinto y porque es lo que en su edad corresponde; si mi esposa tiene compromisos sociales no es porque quisiera dejarme solo sino porque le gusta cultivar su instinto social; y así un montón de circunstancias que me frustran derivados de mi baja autoestima que nace de mi miedo e inseguridad.

En la formación de mi personalidad se fueron adueñando mis defectos de carácter y entonces no me acepto como soy, no me reconozco y siempre estoy deseando ser diferente, para tener y lograr algo distinto e incluso si tuve y/o he tenido algún éxito no basta porque no soy lo suficientemente bueno, aunado a una idea equivocada de que ser feliz es una meta que alcanzaría cuando tuviera dinero, cuando me retirara, cuando no tuviera problemas, en fin en un momento futuro, desconocía que ser feliz es una sensación instantánea, que es una forma de vivir un día a la vez y que para ello no debo tener miedo.

Felices 24 horas desprendiéndome del miedo.

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