A veces, observamos el comportamiento y reacciones de alguien y llegamos a la conclusión de que es una persona inmadura o parece no querer ser un adulto, pero ¿en qué consiste la madurez emocional? ¿Cómo es ser realmente un adulto? Estas son las principales características de las personas que han alcanzado una adecuada madurez emocional:
1. La persona emocionalmente madura tiene una identidad desarrollada, sabe quién es y trata de ser fiel a sí misma y sus valores y vivir y comportarse de acuerdo con ello y no según las modas o lo que dicte el grupo al que pertenece.
2. Sabe distinguir entre razón y emoción y, aunque puede optar por dejarse llevar por uno u otro aspecto, según lo prefiera, es capaz de elegir en vez de verse dominado por las emociones o tratar de controlarlas recurriendo exclusivamente a la razón. Es decir, presenta un equilibrio adecuado entre razón y emoción.
3. Tiene metas y objetivos realistas que alcanzar y planifica y lleva a cabo las acciones necesarias para lograr dichas metas, sin quedarse solo en palabras o fantasías. Sus metas le ayudan a dotar de sentido a su vida, alcanzar logros y mejorar su situación. Por el contrario, las personas sin metas viven vidas mucho más vacías y con menos sentido.
4. No son personas pasivas y dependientes, sino independientes y asertivas, capaces de reconocer sus propios derechos y luchar asertivamente por ellos. Hacen lo posible por reconocer sus defectos y errores y buscan soluciones a sus problemas en vez de culpar a los demás o quejarse. Piden ayuda cuando realmente la necesitan, y la aceptan de buena gana, pero no piden ayuda innecesariamente. No se sienten a merced de los demás, sino dueños de sus propias vidas.
5. Establecen relaciones de igual a igual, mientras que las personas más inmaduras a menudo establecen el rol de padre/madre o hijo en sus relaciones con los demás. Las personas emocionalmente maduras se relacionan con los demás desde su propia independencia e individualidad. Son personas autosuficientes, que pueden estar solas y valerse por sí mismas, pero que pueden elegir compartir su vida con alguien. En sus relaciones dan y reciben por igual, son capaces tanto de dar como de recibir amor, ayuda, consuelo, apoyo, etc.
6. No se ofenden con facilidad ni les afectan especialmente las críticas o comentarios negativos de los demás, porque tienen una buena autoestima, saben reconocer sus fallos y aceptarlos, saben tomarse a sí mismos con sentido del humor cuando hace falta, saben que no son perfectos y, en general, tienen una buena opinión de sí mismos que no se ve resquebrajada con facilidad por comentarios negativos.
7. Tienen una mente abierta, son tolerantes, están dispuestos a tener en cuenta nuevas ideas, a cambiar su modo de hacer las cosas si ven que hay otro mejor, tienen en cuenta los puntos de vista de los demás, aceptan las críticas constructivas y aprenden de ellas. Están dispuestos a hacer cambios si lo consideran adecuado y son capaces de abandonar determinadas conductas que son perjudiciales.
8. Buscan el crecimiento y desarrollo personal, son conscientes de sus aspectos positivos y negativos y tratan de ser mejores personas, aprender y conocerse mejor a sí mismos.
En cambio, la persona emocionalmente inmadura sigue viviendo su vida como si fuera un niño. Eso hace que se sienta dependiente, a merced de los demás, sin poder personal, viendo el mundo como un lugar amenazante y a sí mismo sin capacidad suficiente para afrontarlo. El mundo le parece controlador y peligroso y acaba siendo una persona tremendamente desgraciada. Tiene miedo a la soledad, a tener sus propias opiniones y defender sus ideas y no reconoce su propio valor como persona porque se siente débil.
El camino hacia la madurez
El camino hacia la madurez emocional implica, inevitablemente, separación y soledad. Saber estar solo sin sentirse solo es uno de los principales pasos hacia la madurez. Si piensas que no eres lo bastante maduro emocionalmente y quieres hacer algo para remediarlo, aquí tienes algunas pistas:
Reconoce tus reacciones y comportamientos inmaduros. Las reacciones emocionales exageradas, por muy justificadas que te parezcan en ese momento, son un indicio de que algo anda mal. Si, por ejemplo, te enfadas en exceso porque alguien no ha hecho por ti lo que esperabas que hiciera y te sientes abandonado, entonces es muy probable que estés operando en un modo infantil, esperando que alguien solucione tus problemas por ti, te cuide o te proteja. Si necesitas ayuda pídela de una manera abierta y amable, pero hazte responsable de la solución de tus propios problemas y de tu vida en general.
Conforme vayas ejerciendo autosuficiencia e independencia, resolviendo tus problemas por tu cuenta, buscando tus propias soluciones, etc., verás que tu autoestima aumenta, así como tu sensación de autoeficacia y de capacidad, y tendrás menos miedo de la vida y del mundo. Conforme más capaz te veas de afrontar el mundo por ti mismo, menos miedo le tendrás y más feliz podrás ser. Como ves, es cuestión de practicar.
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La Persona Madura…
1. Asume la responsabilidad personal por la forma que ha tomado su vida.
2. No tiene miedo de la verdad, la fantasía, los poderes personales, los deseos, los pensamientos, la sexualidad, los sueños o los fantasmas que tenga.
3. Permite que la gente se aleje o permanezca, y, de todos modos, se siente bien.
4. Reconoce que la realidad está ahí y que no está en deuda con ella.
5. Deja caer las expectativas en relación a la gente y a las cosas.
6. Se reconcilia con los límites de los demás y los propios.
7. Puede ver la conducta de los demás con compasión y sólo así podrá comprenderla.
8. Deja la culpa, la lamentaciones, la venganza y el deseo infantil de castigar aquellos que le hieren o le rechazan.
9. Cuando le asustan el cambio o el crecimiento, sigue eligiéndolos. Puede actuar con miedo, pero nunca por causa del miedo.
10. Se siente seguro cuando se aparta de las reglas que tanto sus padres como otros han puesto en su vida.
11. Valora su integridad aunque los demás no la tengan.
12. Es libre para tener y considerar cualquier pensamiento. Sin embargo, no tiene el derecho de hacer lo que quiera. Respeta los límites de la libertad y aún así actúa libremente.
13. Resiste el impulso de retirarse cuando está a punto de realizar un descubrimiento.
14. Nadie puede o necesita echarle un cable. No tengo derecho a ser cuidado por nada ni por nadie.
15. Doy sin exigir agradecimiento, aunque siempre pueda pedirlo.
16. Rechazo gimotear y quejarme.
17. Suelto el control sin perderlo.
18. Las elecciones y percepciones de mi vida son flexibles, no rígidas o absolutas.
19. Si la gente me conociera como realmente soy, me amarían simplemente por el hecho de ser humano como ellos.
20. Dejo caer las poses y dejo que cada palabra y acto mío revelen cómo soy realmente.
21. Todos los poderes humanos están a mi alcance.
22. Vivo de acuerdo a mis criterios personales y, al mismo tiempo, en el autoperdón.
23. Me concedo siempre un margen de error en mi trabajo y en mis relaciones.
24. Acepto que es normal sentir que no siempre estoy a la altura de las situaciones.
25. Básicamente, respondo adecuadamente a cualquier reto que se me presente.
26. Mi autoaceptación no es complacencia, puesto que en sí misma representa un cambio enorme.
27. Soy feliz en cuanto hago lo que me gusta y amo las cosas tal y como son.
28. Amo incondicionalmente a los demás y a mí mismo.
29. Trato de ser como realmente soy.
30. Trato de serenarme en las distintas circunstancias de mi vida.
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adultos infantiles
Esta tendencia a la fantasía y al menor esfuerzo son las que nos hacen identificar al Adulto-Infantil, al que no puede y en cierto modo no quiere ver la realidad que le rodea, que no quiere ponerse límites ni enfrentar que tiene que trabajar para conseguir su dinero y esforzarse más si lo que busca es incrementar sus ingresos, en lugar de esperar que la respuesta “le caiga del cielo” (o traducido, que se la den sus padres, que le arreglen la vida, como siempre).
En este Adulto-Infantil, normalmente podemos encontrar más que este simple rasgo de personalidad neurótica, podemos verlos ser muy poco pacientes, berrinchudos, solamente pensando en ellos mismos sin importarles si afectan o no a terceras personas, quieren que los quieran, pero siempre les tienen que demostrar primero el afecto a ellos, ya que ellos no pueden dar el primer paso (recordemos que son como niños).
Se quedaron en una etapa infantil, en la cual no pudieron renunciar al padre del sexo opuesto, del cual quedaron profundamente enamorados (ya que no hay nadie como ellos, obviamente) y esto hace que inconscientemente quieran seguir siendo niños, y que por lo tanto, actúen como tales, aunque sean todos unos adultos, por lo menos cronológicamente, como se puede observar a simple vista…
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señales de maduracion emocional
1.saben decir adios. la vida es mucho mejor si se vive en libertad, asi que, deja marchar lo que ya no te pertenece, pues comprender que mirar al pasado nos impide cerrar etapas y cicatrizar nuestras heridas emocionales.
2.mirar sin dolor hacia tu pasado. limpiar el dolor de nuestro pasado es necesario. Las malas hierbas crecen rapidamente, por lo que sino limpiamos nuestra senda no podremos ver lo que hay a continuacion.
3.saber lo que piensas y lo que sientes. la madurez emocional ayuda a alcanzar una conciencia especial de los pensamientos y sentimientos propios y ajenos. » madurar es cuidar lo que dices, respetar lo que escuchas y meditar lo que callas»
4.dejar de quejarse. la queja puede meternos en laberintos oscuros que no tienen salida. Somos lo que pensamos. Si actuas mas y te quejas menos significa que estas creciendo emocionalmente.
5.empatizar sin sentirse mal por las emociones ajenas. ser capaz de gobernar y manejar las emociones propias y las que nos contagian de afuera. Eligen lo que quieren conservar y lo que no, lo que les ayuda a ser muy eficientes en la labor de escucha
6.no castigarse por cometer errores. los errores son una buena manera de aprender. Es decir, fallar nos permite saber cual es el camino que no debemos seguir
7.aprender a abrirse emocionalmente. es muy importante dejar de temer al compromiso y al amor, confiando en uno mismo y en los demas de manera plena. Disfrutan tanto del tiempo en soledad como del tiempo compartido.
¿Madurar? Madurar es terminar una relación y no hablar mal de esa persona.
Los «rompimientos» de pareja deben ser tomados como aprendizajes que nos hacen crecer, cada una de estas enseñanzas se vuelve fundamental, pues sirve como un precedente que nos ayuda en el futuro para saber qué deseamos y qué no en nuestras relaciones; además, siempre sirve para conocerse a uno mismo.
Lo mejor es respetar la vida del otro, sin resentimientos y no dejarse llevar por el mal momento.. Madurar es terminar una relacion y no hablar mal de esa persona