Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
4 JUNIO
«DESPRENDERSE DEL ANTIGUO YO»
Leyendo cuidadosamente las cinco primeras pro- posiciones, nos preguntamos si hemos omitido algo, porque estamos construyendo un arco por el que pa- saremos para llegar a ser, por fin, hombres libres… ¿Estamos ahora dispuestos a dejar que Dios elimine de nosotros todas esas cosas que hemos admitido son inconvenientes?
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 75, 76
El Paso Sexto es el último Paso de “preparación”. A pesar de que ya he usado la oración extensamente, en los primeros Seis Pasos no he hecho ninguna petición formal a mi Poder Superior. He identificado mis problemas, he llegado a creer que hay una solución, he tomado la decisión de buscar esta solución, y he “limpiado mi casa”. Ahora me pregunto: ¿Estoy deseoso de vivir una vida de sobriedad, de cambio, de desprenderme de mi antiguo yo? Debo determinar si estoy verdaderamente listo para cambiar. Reviso lo que he hecho y estoy dispuesto a que Dios me libre de todos mis defectos de carácter, porque en el siguiente Paso le diré a mi Creador que estoy dispuesto y pediré ayuda. “Si todavía nos aferramos a alguna, de la que no queremos desprendernos, le pedimos a Dios que nos ayude a tener buena voluntad para hacerlo”. (Alcohólicos Anónimos, pág. 76 )
Del libro Reflexiones diarias
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Hay ocasiones que las consecuencias de mis actos no son inmediatas y aún pasado tiempo en recuperación aparecen facturas que pagar.
En el Libro Grande, en el Capítulo VI, En Acción me dice expresamente: “Leemos atentamente los primeros cinco [Pasos], preguntándonos si habremos olvidado algo, porque estamos a punto de construir un arco a través del cual vamos a pasar para encontrarnos afuera totalmente libres…. ¿Estamos ahora listos para dejar que Dios nos quite todas las cosas que habíamos reconocido como malas en nosotros? ¿Podrá Él ahora tomar todas y cada una de ellas? Si estamos todavía aferrados a alguna cosa que no queramos abandonar, le pediremos a Dios ayudarnos a dejarla”
Es importante volver a repasar las cinco primeras proposiciones que me hacen los Doce Pasos, porque me permite ver que he actuado y acostumbrado de manera frecuente a actuar conforme a mis defectos de carácter y éstos han tenido un efecto en mi vida a corto, mediano y largo plazo, por eso hay ocasiones que las consecuencias de mis actos no son inmediatas y aún pasado tiempo en recuperación aparecen facturas que pagar.
Hacer el inventario me permite conocer mis desviaciones de personalidad y admitirlas me ayuda a entender todos estos inconvenientes, observando el poco o nulo control que tengo sobre esto, y puedo reconocer que mucho tiempo creí, como a veces creo, que no tengo una falla y “presumo” de saber porque me suceden algunas cosas muy seguido. En este aspecto mis compañeros, mi padrino pueden reconocer patrones de mi conducta verdaderamente erróneos, equivocados y negativos que yo he malinterpretado como mi forma de ser. De esta manera tengo que decidir que tan seriamente dispuesto y comprometido, conmigo mismo y con mi Poder Superior, estoy para que se eliminen mis deterioros internos, mis imperfecciones particulares y distintivas.
El hacer un inventario diario me permite indagar que tan seguido caigo en el mismo error y me dejo llevar por el mismo desperfecto de mi naturaleza, escribiendo dónde, cuándo y porque caigo en ese mismo desatino y ver qué significa ese desacierto para mí y por tanto porque se repite en mi vida, para lo cual ha sido muy útil el Cuarto Paso.
El objetivo que se logró en el Cuarto y Quinto Paso, en mi caso personal, no radica tanto en buscar algo, sino en descubrir mis defectos de carácter y comportamiento. A través de abrirme al examen interior puedo, con la ayuda de mi Poder Superior, encontrar dónde están mis problemas y al ver estos defectos y problemas el poder observarlos es el fruto de esta práctica para toda la vida.
Ahora tengo muy diáfano el hecho de que yo no puedo eliminar estas atrocidades de mi temperamento y la insensatez de mi carácter; y cuando pretendo olvidarlo hago presente esta imagen que mi padrino me compartió: Cuando me da la luz de arriba y estoy de pie, si estoy inmóvil no se mueve mi sombra, pero si camino lentamente mi sombra se mueve igual, y no importa tampoco si voy muy rápido porque se mueve a la misma velocidad por más que intente deshacerme de ella. Solamente cuando apago la luz o hago desaparecer mi cuerpo, mi sombra se irá. Tal como la sombra mis defectos de carácter están pegados a mi ego, por eso el Programa es ego-reductor y debo practicarlo para que Dios esté en posibilidad de eliminar esos desperfectos de mi personalidad.
Entonces, si dijera que quiero deshacerme de mi ego, que sea yo quien desea hacerlo por mí mismo, es la primera demostración de que mi ego está ahí buscando entronizarse además de que estaría en el absurdo de que mi ego se quisiera deshacer de mi propio ego, lo cual para mí es imposible de alcanzar. Eso sería justo como quererme deshacer de mi sombra si mi cuerpo está allí bajo la luz.
El hecho de reconocer y descubrir mis disparates, aberraciones, traspiés, caídas y equivocaciones sirve para poder ir dando los Pasos para mi progreso espiritual; sirve para estar enteramente dispuesto a que Dios me libere de las imperfecciones y desvíos de mi personalidad; es un muy buen indicio para permitirle a mi Poder Superior que se deshaga de ellos para lo cual yo le ayudo con la acción precisa e indispensable de ejercitar cualidades necesarias y los principios espirituales para reducir mi ego en su parte negativa, y poco a poco mis defectos desaparecerán paulatinamente, sólo así podré ser un hombre auténticamente redimido y libre.
Felices 24 horas desprendiéndome de mi antiguo yo.