Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
28 MARZO
«IGUALDAD»
Nuestra Comunidad debe incluir todos los que sufren del alcoholismo. Por eso, no podemos rechazar a nadie que quiera recuperarse. Ni debe el ser miembro de A.A. depender del dinero o de la conformidad. Cuandoquiera que dos o tres alcohólicos se reúnan en interés de la sobriedad, podrán llamarse un grupo de A.A., con tal de que, como grupo, no tengan otra afiliación.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 515
Antes de A.A., frecuentemente sentía que yo no “encajaba” con la gente a mi alrededor. Generalmente “ellos” tenían más/menos dinero que yo, y mis puntos de vista no iban con los de “ellos”. La cantidad de prejuicios que yo había experimentado en la sociedad sólo servían para demostrarme la falsedad de alguna gente “farisaica”. Después de unirme a A.A. encontré la manera de vida que yo había estado buscando. En A.A. ningún miembro es mejor que otro; nosotros somos solamente alcohólicos tratando de recuperamos del alcoholismo.
Del libro Reflexiones diarias
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Estando entre iguales es muy fácil comenzar a identificarse por mis experiencias y las de mis compañeros, que en el fondo son las mismas sólo con diferentes escenarios.
La vida de los no alcohólicos, de los no adictos, de quienes no están en recuperación o llevan su vida conforme a principios espirituales (llámese moral, filosofía de vida, fundamentos religiosos) que son los parámetros o guías para llevar una vida emocional y mentalmente sanas, positivas con honestidad, tolerancia, verdadero amor a Dios y a los semejantes regularmente se sostiene en el egoísmo de satisfacer mis propias necesidades, en el egoísmo de ensalzar a quien tiene abundancia económica; en el egoísmo de preferir a aquellos que me siguen la corriente y no me contradicen; en solamente estar dispuesto a tratar a aquellos, que por mi egoísmo, me caen bien o me pueden ser de utilidad; en el egoísmo de criticar, aún a aquellos que me ayudan, cooperan conmigo o me dan algo, porque no son “tan buenos como yo”; en fin a mantener mi vida exterior e interior con base en mis exigencias, en mis deseos, en mis fantasías, en mí mismo o “filantrópicamente” en quienes yo quiero, yo deseo, yo necesito o yo busco agradar.
Viviendo de esta forma en un mundo, que de inicio es desigual; en que muchos, como yo, hemos hecho este mundo inestable y desequilibrado; en dónde la fuente de poder principalmente es la consecución de dinero para satisfacer todos mis excesos de sexo, poder, encumbrada posición social, control familiar; mundo en el que fui entrenado a consumir para divertirme, en consumir para evadirme, en consumir para ser más agradable y simpático, en consumir para ser más inteligente, en consumir para ser más espiritual, en fin en consumir cualquier tipo de sustancia que altere mi estado de ánimo, en consumir mujeres como si fueran pizzas, en consumir compras para llenar vacíos emocionales; en consumir relaciones para demostrar que soy importante socialmente; en consumir matrimonios porque son desechables; en consumirme la paz, la tranquilidad, la estabilidad, la armonía y la paz de los demás y la mía con tal de seguir consumiendo mi adicción, mis pasiones y todas mis exigencias malsanas.
A esto le agrego la mala interpretación, para lo cotidiano, que aprendí en mis estudios universitarios de mi carrera profesional “tratar igual a los iguales, y desigual a los desiguales”, pensando que quería decir que no se puede tener la misma consideración, trato, aprecio, atenciones, respeto, consideración en fin generosidad con quienes “no son iguales a mí”, e incluso no pueden ser tan eficientes, eficaces, positivos, bondadosos, caritativos y sabios “como yo”, en el caso de “mis iguales”. Y ¿cómo podrían serlo? si nadie se acerca a “la perfección con que el cristal de las botellas y las copas me muestran en mi mente torcida y me dicen que soy por mi ego súper inflado”.
En fin, estoy convencido que el mundo “real”, como se acostumbra decir; el mundo o la vida “fuera de las paredes de un grupo”; así como “fuera del triángulo y del círculo de la Comunidad y Fraternidad de mi Programa de vida, unidad, servicio y recuperación”; es un mundo que se sustenta en los caprichos, deseos, exigencias, placeres, perversiones de los que tienen abundancia y exceso material, económico y/o de poder, por eso tan complicado compaginar principios filosóficos, de desarrollo humano, de superación personal, en fin cualquiera que sea su denominación que busquen el enaltecimiento del ser humano con base en principios espirituales que vayan a desarrollar fundamentalmente mi vida interior y que por ende me lleven a coexistir de una manera armónica con los demás.
Al encontrar AA, NA y Grupos de Doce Pasos, siento una bocanada de aire fresco, una gran esperanza, una fortaleza sin igual y una empatía de experiencias a través de un maravilloso camino de recuperación, de una inimaginable sanación continua de mi forma de pensar, de una milagrosa reconversión de mi espíritu, de un auténtico reconocimiento de mi pequeñez en el universo y este plano terrenal, de una aceptación de mi impotencia ante mi enfermedad de la adicción; de una admisión de la ingobernabilidad de mis emociones negativas y por tanto de mi vida; y de la decisión de encontrar un Poder Superior que tiene la facultad, la capacidad, el dominio, la eficacia y la energía para tomar mi vida y mi voluntad con la finalidad de eliminar mi obsesión por consumir, de eliminar mi pensamiento adictivo de solamente pensar y querer para mí, de eliminar mis defectos de carácter y con ello mis emociones negativas; en fin de eliminar todo aquello que me daña para no dañar a los demás y encauzarme para que encuentre la generosidad, el amor, la tolerancia, la humildad, la sinceridad de manera auténtica y perdurable, por veinticuatro horas, sin tener que pensar en arreglar todos los problemas de mi vida en este momento ni el día de hoy, sino simplemente dar los Doce Pasos un día a la vez.
Entonces cuando me reúno con: mis pares; asisto a una junta en mi grupo; me encuentro con mis iguales enfermos de adicción; enfermos de las emociones negativas; con enfermos de pensamientos funestos y torcidos dirigidos por la frustración, el abatimiento, la intolerancia, la desconsideración, la falta de sinceridad, la depresión que busco “superar” con todos los excesos de sustancia, placeres, sexo, personas, bienes materiales, dinero, reconocimiento, “éxito”; y en las reuniones y compartimientos encuentro que han podido trascender todo esto y han logrado un cambio profundo de personalidad, observo que se ha hecho con un profundo sentimiento, pensamiento y convicción de igualdad y que precisamente saber que no hay compañeros más valiosos sino únicamente enfermos de adicción y de sus emociones negativas es lo que ha logrado que puedan enderezar su camino a través de los Pasos de la recuperación.
Cuando dos o más alcohólicos, adictos y/o enfermos de las emociones negativas nos reunimos para buscar y lograr nuestras sobriedad, estar limpios y/o tener estabilidad emocional hay un grupo donde se manifiesta la conciencia, que en mi caso es Dios, y se obra el milagro de no consumir, sólo por hoy, y de mantener lo mejor posible un equilibrio emocional por estas veinticuatro horas. Para mí esto es lo valioso de la Cuarta Tradición y de la autonomía del grupo.
En cada junta, reunión, compartimiento o trabajo con otro alcohólico, adicto o enfermo de las emociones negativas, siempre he encontrado que se obran milagros, empezando porque si no fuera por la búsqueda de la recuperación, personas tan distintas, de diferentes lugares, estratos sociales, edades, creencias religiosas, doctrinas filosóficas, círculos familiares, gustos diversos, etcétera, seguramente no estaríamos juntos nunca, y mucho menos con el gusto que nos vemos.
La Tercera Tradición dice que para ser miembro de AA el único requisito es querer dejar la bebida; el único requisito para ser miembro de NA es el deseo de dejar de consumir; el único requisito para ser miembro de Neuróticos Anónimos es querer recuperarnos de nuestra enfermedad emocional; y así en los Grupos de Doces Pasos, lo que significa que yo (o cualquier persona) es quién decide y elige ser miembro, nadie tiene facultades para admitirme, ni para determinar en que momento formo parte, tampoco hay pago de cuotas, ni hay jefes, sino que la única autoridad fundamental es Dios, como cada quién lo conciba. Además se encuentra la autonomía de cada grupo con base en la Cuarta Tradición.
Estando entre iguales es muy fácil comenzar a identificarse por mis experiencias y las de mis compañeros, que en el fondo son las mismas sólo con diferentes escenarios.
La membresía la he pagado muy cara, ha tenido el costo de una vida fracasada en muchos aspectos, con un cúmulo importante y doloroso de pérdidas, con un grado muy alto de sufrimiento y con la gracia de Dios que me ha permitido llegar para salvar mi vida y mi espíritu.
Con semejante “pago” para ingresar nadie puede decidir por mí, tampoco nadie puede expulsarme o excluirme de la Comunidad, incluso en un grupo pueden hacerme la sugerencia de que no asista o cambie de grupo, e incluso en casos muy extremos haya quienes decidan no dejarme estar ni entrar a un grupo (lo cual sería bastante improbable); pero lo que no puede hacer nadie es decirme que no pertenezco a AA, NA y/o cualquier otro Grupo de Doce Pasos. Tan soy un miembro, qué si me reúno con otro habrá un grupo; por eso se dice que donde estén por lo menos dos enfermos y una cafetera hay un grupo, porque estamos reunidos para no beber, no consumir y estabilizar nuestras emociones a través de la espiritualidad del Programa de recuperación. (Cuarta Tradición)
Igualdad es un gran principio para reducir mi ego, intentar ser humilde y reconocer que si otros han podido, igualmente yo lo logro, sólo por hoy, con la gracia de Dios.
Felices 24 horas de igualdad.