Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
15 MARZO
«LA IDEA DE DIOS»
Cuando vimos a otros resolver sus problemas mediante una confianza sencilla en el espíritu del Universo, tuvimos que dejar de dudar en el poder de Dios. Nuestras ideas no servían; pero la idea de Dios sí.
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 52
Como un hombre ciego que poco a poco va recuperando la vista, lentamente, a tientas, llegué al Tercer Paso. Me había dado cuenta de que sólo un Poder superior a mí mismo podía rescatarme del abismo de desesperanza en el que estaba, y supe que éste era un Poder al que yo tenía que agarrarme y que sería mi ancla en medio de un mar de calamidades.
Aunque en esa época mi fe era minúscula, era suficientemente grande como para hacerme ver que ya era hora de descartar mi confianza en mi arrogante ego y reemplazarlo con la estabilizante fortaleza que sólo podría venir de un Poder muy superior a mí mismo.
Del libro Reflexiones diarias
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Con el tiempo, he sido testigo de grandísimos milagros de conversión total y magnífica, en mis compañeros que al ser habilitados, van resolviendo la problemática de su vida interior.
Recuerdo un pasaje del evangelio dónde un paralítico le pide a Jesús que lo sane; entonces Cristo se voltea y al verlo le dice “¡tus pecados te son perdonados!” y el paralítico no queda conforme porque él lo que quiere es que sanen sus piernas; y finalmente Jesús lo sana cuando le dice “párate, toma tu camilla y anda”. la gran pregunta que se hacen muchos es: “¿quién es éste que se atreve a perdonar los pecados?”.
Bueno, esto me recuerda que en primer lugar, yo no le daba crédito a Dios para que pudiera librarme de mi adicción pues “que podía hacer Él que ya no le hubiera pedido antes”;
tampoco estaba consciente de que lo que requería ser sanado es mi verdadera enfermedad que es tener mi espíritu quebrantado o simplemente detenido en sus potencialidades, pues me fijo únicamente en “mis males” materiales que deseo sean los que Dios arregle; por tanto le daba poco valor a que me rehabilitara el corazón.
Pensaba que “estos milagros” solamente se habían dado en la época en que Cristo estuvo en la tierra, que eran espectaculares y que en la actualidad no era posible ver nada por el estilo, mi idea de un “dios mago” era lo que prevalecía, y por tanto que poco valía para mí el hecho de que se me reparara el espíritu, de considerar que un verdadero milagro, en mi caso personal, es vivir en paz.
Curiosamente al comenzar a practicar los Doce Pasos y a vivir el Programa de recuperación entiendo diferente el pasaje descrito ya que el paralítico fue llevado por sus amigos ante Jesús porque tenían fe en Él (trabajar con otros siempre funciona y me pasan el mensaje); las cavilaciones de todos respecto a la duda de que pueda perdonar los pecados (la incomprensión de las personas ante esta terrible enfermedad de la adicción, estigmatizada junto con su duro juicio y mi propia duda); levantarse, tomar la camilla e incorporarse en el camino a casa (el mínimo de fe derivado de mi admisión respecto de mi impotencia y mi ingobernabilidad; y creer en un Poder Superior); el salir caminando entre la multitud (haberme perdonado y dar cada uno de los Doce Pasos hacia la recuperación).
Con el tiempo, he sido testigo de grandísimos milagros de conversión total y magnífica, en mis compañeros que al ser habilitados para encontrar a su Poder Superior, van resolviendo la problemática de su vida interior y que al tener ese cambio de juicios y actitudes van logrando resolver sus problemas cotidianos en la vida exterior. Incluso, yo mismo soy un milagro porque no consumo y estoy en equilibrio emocional (cuando lo más lógico y lo que más me gusta es consumir y vivir al límite todas mis emociones negativas y pensamientos disparatados).
En mi experiencia, lo que hice fue dejar de buscar las características, cualidades y definición de Dios, simplemente acepté que existía un Poder Superior que logra lo que yo no puedo, que ese Poder Superior hace a un lado mi adicción porque Él es quien se encarga de ese problema con el simple hecho de que yo acepte que soy impotente, que soy ingobernable y que Él me devolverá el sano juicio. Contrario a lo que había pensado toda mi vida, descubrí que yo no tenía que hacerme cargo del problema de la bebida, porque precisamente haber intentado hacerlo con base a mi fuerza de voluntad, a mi gran inteligencia cognitiva, a mi capacidad de resolución de problemas, a mi razón, a mi sentido común no funcionó porque la verdadera solución no está ni en la medicina, ni en la psicología, ni en la psiquiatría, ni en los principios de desarrollo humano sino en la espiritualidad fácil, práctica y diaria consistente en pensar, sentir, decir y hacer lo que antes no podía con la fortaleza que Dios pone en mí y con la suspensión diaria de mi obsesión adictiva.
Si yo no soy solamente materia, soy un cuerpo-espíritu, puedo entender más fácilmente que mi espíritu se conecte con el espíritu del universo, sin tener que entrar en cuestionamientos religiosos, teológicos e inclusive científicos, sino simplemente tener la buena voluntad de abrir mi mente para experimentar (prueba y error) que las sugerencias de los Doce Pasos funcionan, día a día, en mí porque observo y compruebo en cada uno de mis compañeros que el Programa de AA, NA y Grupos de Doce Pasos tienen resultados concretos, favorables, funcionales y prácticos. No hay día en que por uno u otro compañero no reciba una demostración fehaciente de que no solamente se puede dejar de consumir sino que es posible dejar de sufrir y sobre todo existe un resultado concreto de progreso espiritual.
El Espíritu es el todo, es la Divinidad que se despliega a sí misma por todo el Universo para formar el mundo sensible y cuya esencia más pura mora en mí, como ser humano, en mí se va realizando en la medida que voy purificando mi alma con el trabajo, el estudio, la práctica y la vivencia a través de los Doce Pasos.
Hoy busco hacer la Voluntad de Dios para restablecer y sanar mi espíritu, por veinticuatro horas, porque si espíritu es relación y vida, su opuesto no es materia y cuerpo, sino muerte y ausencia de relación.
La falsa humildad o la humildad mal entendida podría llevarme a hablar mal de mí mismo; sin embargo como la honestidad es la mejor política, me atrevo a decir que yo he tenido y tengo, sólo por hoy, un proceso para encontrar mi propio amor o hacia la autoestima, a través de un auto examen; un auto descubrimiento; auto aceptación de lo examinado y descubierto; auto disciplina de estudiar, practicar y vivir cada uno de los Doce Pasos; un auto perdón para dejar de culparme y hacerme responsable de mi enfermedad; y llegar a la autoestima. Todo esto me ha permitido experimentar en mi mismo el milagro de vivir, de aprender a no mentir, de dar sin recibir, en fin de conocer lo que es el amor verdadero, gracias a decidir poner mi voluntad y mi vida al cuidado de Dios.
Mis ideas no sirven porque siempre tocaron en la escala musical, tal y como me lo compartió el Padrino Pepe: Do lor; Re sentimiento; Mi edo; Fa lsedad; Sol edad; Lá grimas; y Si lencio. Con estas notas hacía la música para la depresión, sacaba mi abrigo de nopal y ¡sufrir!, como me compartió Alan. Entonces mi conocimiento empírico no me dejó duda de que las únicas buenas ideas vienen de Dios y son las que sí tienen resultados favorables para mi despertar, crecimiento y progreso espiritual.
Felices 24 horas con la idea de Dios.