Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
16 FEBRERO
«EL COMPROMISO»
La comprensión es la clave de las actitudes y los principios correctos, y las acciones correctas son la clave del buen vivir…
— DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES, p. 122
Llegó un momento en mi programa de recuperación en que la tercera línea de la Oración de la Serenidad —“la sabiduría para reconocer la diferencia”— quedó impresa indeleblemente en mi mente.
Desde aquel momento, tenía que enfrentarme con esta conciencia de que todas mis acciones, todas mis palabras y todos mis pensamientos estaban dentro o fuera de los principios del programa.
Ya no podía ampararme en las racionalizaciones ni en la locura de mi enfermedad. La única línea de acción que tenía abierta, si iba a llegar a una vida feliz para mí mismo (y para mis seres queridos) era la de obligarme a mí mismo a hacer un esfuerzo para comprometerme y ser disciplinado y responsable.
Del libro Reflexiones diarias
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Guiado por mi egoísmo, “mi comprensión” hacia los demás partía, única y exclusivamente, desde mi perspectiva, desde mis ideas, desde mi comodidad, desde ver mi beneficio.
La comprensión era un asunto que pedía para mi persona y todos mis actos. Presumía de ser “comprensivo” con los demás y sobre todo con los más cercanos, por tanto para mí no era correcto su falta de comprensión.
Una vez más, guiado por mi egoísmo, “mi comprensión” hacia los demás partía, única y exclusivamente, desde mi perspectiva, desde mis ideas, desde mi comodidad, desde ver mi beneficio, no me permitía prestarle la razón a nadie, y cuando lo hacía era aparente porque con seguridad esa “comprensión” más bien era el auto sometimiento a los demás, mi necesidad de quedar bien con todo el mundo, mi miedo al rechazo o a las consecuencias de no alinearme.
Con el estudio del programa me he vuelto muy exigente conmigo mismo, pues cada vez que siento deseos de imponer mis ideas, viene a mi mente “concédeme que busque no ser comprendido sino comprender”, entonces tengo que refrenar mis impulsos y reacciones para aplicar los principios espirituales que me enseñan a hacer lo que debo, lo que es correcto.
Así, aprendo a que mis actos sean correctos en congruencia y sinceridad con lo que pienso y digo, pues de otra forma todo aquello que cruza por mi mente, que comparto dentro de mi grupo, que leo en mi programa no sirve pues le falta la debida aplicación de la espiritualidad en los hechos cotidianos.
Mi vida tiene que regirse por los Doce Pasos, por todas las sugerencias y principios espirituales que el Programa me proporciona, ya que si no vivo así, tengo la experiencia bien aprendida, de que vivo mal, con muchísima frustración, resentimientos, temores, autoconmiseración y todos mis defectos de carácter.
Vivir el Programa implica existir con Serenidad para aceptar la Voluntad de Dios, utilizando el discernimiento para cambiar lo que puedo con valor y ponerme en acción consecuentemente.
Es difícil, para mí, aceptar las cosas que no puedo cambiar porque mi naturaleza rebelde e inconforme, guiada por mi gran enfermedad del egoísmo, me pide que las cosas sean tal y como la veo yo, en los tiempos que quiero yo, y que todo sea como decido yo.
El Programa que es ego reductor no me deja salida para que impere mi postura egocéntrica (concentración en mí mismo) puesto que de manera constante y sistemática me insiste en el auténtico interés por mis semejantes, así cómo que se haga la Voluntad de Dios. Entonces si se trata de un verdadero amor a Dios y a mi prójimo no cabe la postura mental, emocional ni mucho menos espiritual de que mis actos se encuentren fuera del programa, sea desconsiderado, falto de sinceridad, iracundo, soberbio, con auto compasión, sumiso, envidioso, inseguro, etcétera.
La cruz de sobriedad a la que me invita el programa tiene que plasmarse en los hechos diarios y dejar de justificarme, culpar a otros, ser irresponsable, mentiroso, minimizando consecuencias, en fin escudar mis malos actos, mis pensamientos y emociones negativos en mi enfermedad de la adicción. Tengo que ser responsable para que donde quiera, cuando cualquiera extienda su mano pidiendo ayuda encuentre la mía como parte de AA y de una verdadera recuperaciòn.
De hecho tengo que hacerme responsable de mi recuperación, atenderla y mantenerla, hacer a un lado la excusa de mi enfermedad en todos sus aspectos pues no cabe en mi corazón y en mi espíritu el egoísmo y el amor a Dios, y hoy elijo a mi Poder Superior.
Felices 24 horas de serenidad, comprensión y acciones correctas.