Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

15 FEBRERO

«PONERSE EN ACCIÓN»

¿Son estas promesas extravagantes? No lo creemos. Están cumpliéndose entre nosotros — a veces rápidamente, a veces lentamente, pero siempre se realizarán si trabajamos para obtenerlas.

— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 84

Una de las cosas más importantes que A.A. me ha dado, además de mi liberación de la bebida, es la capacidad para actuar “apropiadamente”. Dice que las promesas siempre se realizarán si trabajo para obtenerlas. Soñar con ellas, discutir sobre ellas, predicar acerca de ellas, fingirlas, simplemente no da resultados. Seguiré siendo un borracho seco, miserable y racionalizador.

Poniéndome en acción y trabajando en los Doce Pasos en todos mis asuntos, tendré una vida que ni en mis sueños dorados me hubiera podido imaginar.

Del libro Reflexiones diarias
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Mi cambio de juicios y conductas va sucediendo a través de adquirir una actitud y una visión nueva de la vida.

Las Doce Promesas de AA que se encuentran en el Libro Grande parecían inalcanzables para mí al momento que las leí por primera vez y durante mucho tiempo, primero porque siempre he querido las cosas instantáneas, inmediatas y a mi gusto, en segundo lugar porque me parecían máximas de absolutos, como la felicidad, libertad, bondad, justicia, etcétera.

Con el paso del tiempo, al seguir estudiando la literatura, al estar dispuesto a practicar lo que me propone todo el programa, al escuchar a mis compañeros y cómo le han hecho, al apadrinarme, al dar servicio y sobre todo al poner en cada uno de mis actos la mejor buena voluntad, la mente abierta y la sinceridad he podido percatarme que las promesas se van cumpliendo, en la medida en que voy apegándome más a los principios espirituales y a que voy alimentando mi espiritualidad de manera fácil al ser obediente en acatar lo que me enseñan los Doce Pasos y ponerme en acción.

Viviendo Sobrio, título de uno de los libros de AA, es una oración que para mí cobra sentido muy grande porque me hace sabedor de que en este presente continuo de veinticuatro horas debo mantenerme sobrio (abstemio de la sustancia y equilibrado de mis emociones).

Antes tenía que recordar los Pasos, la literatura, las sugerencias en fin todo el Programa, ahora le pido a Dios, cada día, que todo el Programa no sea algo de lo que tenga que acordarme sino algo Constante en mi vida, pues de esta forma voy conociendo una libertad y una felicidad nuevas; porque dejo de lado mis apegos insanos, porque dejo de depender de la sustancia y de los demás; voy comprendiendo la serenidad y conociendo la paz porque dejo de hacerme cargo de todo y se lo dejo a Dios; observo que puedo servir a otros a través de compartirle mi experiencia, este mismo espíritu y acción de servicio van haciendo que desaparezca mi sentimiento de inutilidad y lástima por mí mismo; al conocer la generosidad pierdo el interés en mis cosas egoístas y voy adquiriendo un interés auténtico por mis semejantes lo que me ayuda a que se desvanezca mi ambición personal.

Mi cambio de juicios y conductas va sucediendo a través de adquirir una actitud y una visión nueva de la vida, al confiar en Dios y saber que me guía le voy perdiendo el miedo a las personas. De la misma manera en que mi fe en el Poder Superior se va fortaleciendo voy perdiendo el miedo a la inseguridad económica, aunque sea uno de los factores que más me confrontan con lo cotidiano donde se requiere de dinero para solventar muchas necesidades.

Al pedir la guía de Dios intuitivamente he ido sabiendo cómo comportarme en situaciones en las que antes me sentía desorientado. Repentinamente me doy cuenta que Dios está haciendo por mí lo que no era capaz de hacer por mí mismo.

De ninguna manera estas cosas han sido exageraciones, aunque al principio lo pensé, incluso creí que no era para tanto, que mi vida tenía algo de rescatable; ahora sé y vivo que el practicar y trabajar cada día en aplicar los principios espirituales para combatir mi egoísmo que se muestra en la frustración, en la falta de sinceridad, en la desconsideración, en los resentimientos, en los temores, es la manera de ir alcanzando, sólo por hoy, las promesas y en la medida en que hago un hábito constante el ser, existir y estar bien con Dios y conmigo mismo es que el cumplimiento de estas promesas se va convirtiendo en algo más firme y duradero, en contraposición con lo efímero de mi felicidad alcohólica ficticia.

Se trata de madurar a través del programa y no vivir “borracho seco”, pues en la medida que crezco espiritualmente podré ir pasando los grados del kinder y quizá de la primaria emocional, algún día si sigo insistiendo llegaré a los grados superiores que mi buena voluntad de acatar el programa me permitan.

Felices 24 horas en acción.

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