Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.
11 FEBRERO
«LOS LÍMITES DE LA CONFIANZA EN UNO MISMO»
Nos preguntamos por qué los teníamos (temores). ¿No era porque la confianza en nosotros mismos nos había fallado?
— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 68
Todos mis defectos de carácter me separan de la voluntad de Dios. Cuando ignoro mi relación con Él, me encuentro solo enfrentado al mundo y a mi alcoholismo y no me queda otro recurso que la confianza en mí mismo. Yo nunca he encontrado seguridad y felicidad por medio de la obstinación y el único resultado obtenido es una vida de temor y descontento. Dios me enseña la senda por la que puedo volver a Él y a Su dádiva de serenidad y bienestar. Sin embargo, yo debo estar dispuesto primero a reconocer mis temores y a entender su origen y el poder que tienen sobre mí. Frecuentemente le pido a Dios que me ayude a entender cómo me separo de Él.
Del libro Reflexiones diarias
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No ha faltado la ocasión en que me asalta el deseo de “querer hacer las cosas solo”.
Mi auto confianza se muestra en mi soberbia de pensar que yo puedo solo (auto dependencia ) en cualquier aspecto de la vida, que no requiero la ayuda de nadie (prepotente), de hecho siempre tengo la razón (intransigente), estoy en lo correcto y puedo lograr, incluso, cambiar el mundo (omnipotente). !Cuánta estupidez disfrazada de la confianza en mí mismo y del desprecio por los demás!
Mi auto confianza invariablemente me lleva a la frustración, porque si bien las enseñanzas en mi mundo me dicen que ”no se puede confiar en nadie” y “si quiero que algo salga bien debo hacerlo yo mismo”, es claro que al fallar y “no poder contar con nadie” me frustro porque “los demás no hacen lo que les digo” y me lleno de ira; o porque “no puedo confiar ni en mi sombra” y me lleno de temor.
Cuando tengo la ilusa creencia y percepción de que quizá del único que pudiera llegar a necesitar es Dios, pero sólo para los casos extremos de aquello que se sale “realmente de mi control”, estoy perdido en todos los aspectos de mi existencia. Además “si lo necesito es para que haga un milagro” (un acto de magia), del que obviamente “soy merecedor”.
Esta postura arrogante no es fácil de abandonar, en mi caso, pues no ha faltado la ocasión en que me asalta el deseo de “querer hacer las cosas solo”, me ha ganado la reacción de mi auto confianza e incluso “apadrinarme sólo aunque esto implique apadrinarme con un imbécil”.
De hecho “que se haga la voluntad de dios pero que no se meta con mi cartera”, una manera muy gráfica de decir que en todo aquello que yo siento que no es “conveniente para mí” no me gusta y no lo acepto, por eso prefiero confiar en “mi juicio y mi intuición” porque de otra forma: ??dónde queda ponerme en acción y mi libre albedrío??
Se me olvida que la mayor parte de mi vida me la he pasado muy mal, que mis defectos de carácter comandados por el egoísmo me han tenido siempre con resentimientos y temores, que la ansiedad solamente era “apaciguada” con la evasión temporal del consumo para acabar metido en mayores desasosiegos.
Por eso, para mí, aceptar, practicar y vivir el Segundo Paso me permiten tener la creencia de que un Poder Superior pondrá las cosas en orden al devolverme el sano juicio, una manera nueva de pensar que no aloje al temor (que siempre es imaginario y una racionalización), que no se instalen los resentimientos (ofensas recibidas u ofensas que nunca han sucedido que alimento con racionalización), conductas indebidas e incorrectas todas derivadas de una manera de pensar errónea y egoísta (sin sano juicio).
Al encontrar mi Poder Superior he obtenido una fuente de tranquilidad y paz, derivado de una forma nueva de pensar que aleja mis temores y una nueva forma de actuar que evita mis reacciones que causan ira en otros y en mi, evitando resentimientos.
Felices 24 horas de encuentro con el Poder Superior.