MELODIE BEATTIE
-CO-DEPENDENCIA, NUNCA MAS
-LIBERATE DE LA CODEPENDENCIA
-REFLEXIONES PARA RECIEN CASADOS
-GUIA DE LOS 12 PASOS PARA CODEPENDIENTES. LA MAS IMP GUIA PARA RECONOCER Y TRANSFORMAR TU VIDA
-DEJA DE HACERTE DAÑO
-EL LENGUAJE DEL ADIOS: MEDITACIONES PARA LA RECUPERACION DIARIA
-JUGANDO CON EL CORAZON
-EN BUSCA DEL HOGAR INTERIOR: EL DESCUBRIMIENTO DE NUESTRA FUERZA EMOCIONAL Y ESPIRITUAL
-LIBERATE DE LA CODEPENDENCIA
-YA NO SEAS CODEPENDIENTE: COMO VIVIR Y EVITAR UNA RELACION ENFERMA CON SERES QUERIDOS QUE SON COMEDORES COMPULSIVOS, ADICTOS
-MAS ALLA DE LA CODEPENDENCIA : COMO CRECER Y MANEJAR NUESTRAS RELACIONES Y CONVIVENCIA CON LOS DEMAS
roseta forner la princesa q creia en cuentos de hadas
LAS MUJERES QUE AMAN DEMASIADO – ROBIN NORWOOD
La mayoría de nosotras crecemos y continuamos en los roles que adoptamos en nuestra familia de origen. Para muchas mujeres que aman demasiado, esos roles a menudo implicaban negar nuestras propias necesidades e intentar satisfacer las de otros miembros de la familia. Tal vez las circunstancias nos obligaron a crecer demasiado rápido, a asumir prematuramente responsabilidades de adultas porque nuestra madre o nuestro padre estaban demasiado enfermos física o emocionalmente para cumplir con sus funciones propias. O quizás alguno de nuestros padresestuvo ausente debido a su muerte o a un divorcio ynosotras tratamos de tomar su lugar, ayudando a cuidar tanto anuestros hermanos como al progenitor que nos quedaba. Tal vez nos convertimos en la madre de la familia mientras nuestra madre trabajaba para mantenemos. O quizá vivimos con ambos padres, pero debido a que uno de ellos estaba furioso o frustrado o infeliz y el otro no reaccionaba a eso con apoyo, nos encontramos en el rol de confidentes, oyendo detalles de su relación que eran demasiada carga para que pudiéramos manejarla emocionalmente. Escuchábamos porque teníamos miedo de las consecuencias que podrían aquejar al progenitor que sufría si no lo hacíamos, y miedo de la pérdida de amor si no cumplíamos el rol que nos había tocado en suerte. Poreso no nos protegíamos, y nuestros padres tampoco nos protegían, porque necesitaban vernos más fuertes de lo que éramos en realidad. Si bien éramos demasiado inmaduras para esa responsabilidad, terminamos protegiéndolos a ellos. Al ocurrir esto, aprendimos a edad demasiado temprana y demasiado bien a cuidar a todos menos a nosotras mismas. Nuestra propia necesidad de amor, atención, cariño y seguridad quedó insatisfecha mientras fingíamos ser más poderosas y menos temerosas, más adultas y menos necesitadas, de lo que realmente nos sentíamos.