Aceptar los defectos de los demás es el primer paso para crear relaciones duraderas y felices. Sobre esta base, los desaciertos o errores se asumirán de forma menos traumática y dejarán de ser un factor decisivo a la hora de deteriorar o incluso romper los vínculos afectivos. De este modo, también se apreciarán mucho más los aspectos positivos del otro y se valorará a las personas en su justa medida sin tener que ofenderse por ello ni incurrir constantemente en descalificaciones.

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