buscarle tres pies al gato
El estado continuo de descontento, negatividad y amargura en los empleados de España se manifiesta en un porcentaje altísimo.
Todos los días te encontrarás con estas personas y más que conocerlos o encontrártelos, tendrás literalmente que enfrentarte a ellos.
Si en tu trabajo uno de tus compañeros se queja por costumbre, es pesimista, tiene difícil trato o es una persona problemática, ten cuidado, porque de no gestionar de forma adecuada tu comportamiento, te convertirás inmediatamente en su aliado.
En un momento en el que muchos contemplamos las buenas relaciones, nuestro rendimiento, nuestra salud y simplemente apostamos por la felicidad como la mejor forma de enfrentarnos a la situación laboral diaria, sorprende que algunos aún sigan aferrándose a la queja, y lo peor de todo, que extiendan su malestar entre sus compañeros.
El quejica contagia
La queja es un hábito común en las personas amargadas y pesimistas. Disfrutan buscando de qué quejarse y para ello necesitan de alguien que les escuche y confirmen sus quejas. Lo peor es que necesitan buscar aliados y por eso lo más conveniente es no alimentar su estado. Si les pones atención y entras en su juego, correrás el riesgo de verte involucrado sin apenas darte cuenta.
La amargura y el malestar en las organizaciones llevan a la falta de producción y rendimiento. En estas situaciones, las personas muestran actitudes muy negativas y hasta crónicas. Por ello, es importante que el encargado o directivo sepa quién es un quejica compulsivo, que aire se está respirando en la empresa y pueda tratar la motivación, formación u otros aspectos, para paliar este mal y renovar o reestructurar actitudes en los compañeros y afectados por este tipo de problemáticas.
Porqué se da la queja
La queja es la intención de liberar un sufrimiento y sólo cuando se es consciente de que nos quejamos, se puede eliminar la necesidad de la queja y la negatividad.
Quejarse es concentrar la atención en lo malo, en lo que no se desea, y con la queja se pretende reforzar un comportamiento. Así se deja claro el malestar, que se enteren todos, y se necesita encontrar apoyo confirmando las teorías, ideas y malestar, o sea, necesitan de aliados que promuevan tales hábitos o les den la razón.
Téngase en cuenta que no estamos tratando de las carencias de una empresa y que realmente es situación justificada para que los empleados tomen acción y se quejen. Hablamos del hábito del que se queja para liberar su sufrimiento como necesidad, como si en su código genético ya viniera impuesto.
Se debe tener en cuenta cuando hablamos de quejas, que las críticas y los comentarios hacia los demás también son quejas, y el problema es no llegar a ser conscientes porque este hábito se llega a convertir fácilmente en formas de comportamiento habitual en nosotros. Una persona que critica es una persona problemática.
Las quejas también tienen un efecto beneficio como las respuestas de compasión y eliminación de tareas que no se quieran realizar. Como hemos dicho es una necesidad y casi siempre inconsciente. Si se es consciente podríamos estar hablando hablamos de otros males.
¿Cómo tratar a las personas quejicas? ¿Qué has de hacer?
La medida más empleada es evitar a este tipo de personas. Literalmente. Si no sabes es necesario que aprendas a decir NO.
Pero si evitándolas su victimismo te va a afectar igualmente, es mejor enfrentarlo.
Si ves que su negatividad, malestar y necesidad de cuestionarlo todo te está afectando, descubre la forma de hacerle frente.
En tu decisión por optar no hacerles caso, si efectivamente aguantas sin que te contagie el espíritu negativo, al final se aburrirá por no lograr tu atención y se irá.
Sería necesario que vieran de ti:
Que no encuentra un aliado.
Que tú para él/ella eres caso perdido.
No entras en su juego.
Que no compartes sus pensamientos de amargura y descontento.
Que no deseas entablar una amistad.
Que sabes decir no. Que sabes negarte.
Que eres analítico.
Cuando oigas algo que puede afectarte, párate a pensar si esa persona y tú tienen algo en común en las formas, en las conductas y pensamientos. Piensa que las personas que necesitan estar quejándose, no gozan de paz interior y probablemente obtendrías de los demás un tipo de respuesta que no querrías en tu vida. Así que pregúntate qué tipo de persona eres tú y qué tienes que ver con las mismas.
Relacionate con gente que te aporte beneficios, con quien hables el mismo idioma.

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