Somos insaciables
Aquellos que comíamos en exceso en forma compulsiva nunca estábamos satisfechos con la comida, no importa cuánto comiéramos. A medida que trabajamos el programa, descubrimos (si no lo habíamos hecho antes) que también somos insaciables en otras áreas. Ninguna cantidad de nada nos satisface largo tiempo; pronto necesitamos más.
Cada uno de nosotros ha sido creado con un anhelo espiritual que no lo satisfaceninguna cosa temporal. Lo que dijo San Agustín hace cientos de años -que nuestro corazón no tiene reposo hasta que encuentra reposo en Dios- es igualmente cierto hoy en día. Se necesita alimento espiritual para satisfacer nuestra hambre espiritual. Los frutos de este mundo son bueno en su justa medida, pero cuando los idolatramos nos vendemos por poca cosa. Las cosas creadas en y por sí mismas no bastan; nuestro corazón no puede aceptar nada menos que la comunión con el Creador. Somos hijos de Dios, y las cosas de este mundo no nos satisfacen por completo.
Que encontremos verdadero reposo y satisfacción en Ti.

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