La comida no es amor
Con la cabeza, sabemos que la comida no es lo mismo que el amor. Cuando este hecho se hunde en nuestras emociones, nos libera de nuestra obsesión por la comida. Para poder alcanzar ese punto de desarrollo emocional, necesitamos abstenernos físicamente de la compulsión de comer. Mientras tengamos una adicción física a los azúcares y harinas refinados y a las comidas que nos llevan al atracón, no tendremos la perspectiva necesaria para alejarnos del apego emocional que tenemos hacia este tipo de alimentos.
Para los bebés y los niños es fácil confundir el amor con la comida. A medida que crecen aprenden a discriminar entre ambos. Si somos comedores compulsivos, necesitamos el programa CCA y un despertar espiritual para que se aclare nuestra confusión. Nos falta mucho por crecer emocional y espiritualmente.
Si nuestras necesidades tempranas de amor no fueron satisfechas, ninguna cantidad de comida las podrá compensar. Es al dar amor que somos capaces de llenar nuestro vacío interior, y es por medio de nuestro Poder Superior que se nos cura y se nos capacita para amar.
Que recordemos de corazón que la comida no es amor.

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