Sin concesiones
En lo que toca a la abstinencia, no puede haber concesiones. Para poder controlar nuestra enfermedad, estamos dispuestos a lo que sea para guardar la abstinencia. No hay otra cosa que sea más importante para nosotros.
Si estamos comiendo en un restaurante donde no hay la clase de verduras que necesitamos, podemos ordenar dos ensaladas o prescindir de la verdura en esa comida, en vez de sustituirla por una harina que active nuestra enfermedad. Aprendemos lo que podemos manejar y lo que no es para nosotros, y luego actuamos conforme a ese conocimiento. Conceder que “sólo por esta vez” es invitar a los problemas.
Así como comemos de cierta manera para poder guardar la abstinencia, tenemos un cierto estilo de vida basado en el principio de una rigurosa honestidad. La honestidad que ponemos en todas nuestras actividades es lo que no hace fuertes y efectivos. En lo que concierne a los principio clave de nuestro programa, no hacemos concesiones.
Por Tu gracia, que mantenga mi integridad en todas las situaciones

error: Content is protected !!