Una enfermedad progresiva
De acuerdo con la experiencia de los comedores compulsivos en recuperación, esta enfermedad es progresiva. No se cura, por el contrario va agravándose. Si rompiéramos la abstinencia, descubriríamos que tenemos todavía menos control que antes sobre nuestra manera de comer.
La abstinencia continuada es nuestro único medio de salud y de cordura. Recordamos muy bien la miseria y la desesperación que sentíamos cuando comíamos en exceso y no queremos volver a sentirnos así. Abstenernos de un bocadito compulsivo es un precio muy bajo que tenemos que pagar a cambio de la salud y la cordura.
Cuando nos descubrimos con pensamientos que en el pasado precedían a la pérdida de control, necesitamos reconocer que el mayor peligro está en la recaída. El programa de CCA nos ha salvado de la destrucción de la compulsión a comer, pero nuestra enfermedad sigue viva. Nuestro programa debe ser lo primordial en nuestra mente si es que vamos a seguir recuperándonos.
No me permitas olvidarme de mi enfermedad.