El vacío
Cuando comíamos en exceso, nos sentíamos vacíos, sin importar qué tanto comiéramos. Ahora que guardamos abstinencia, quizá todavía experimentemos períodos en los que nos sentimos vacíos. Esta sensación de vacío se hace especialmente presente después de una ocasión que habíamos esperado con gran anticipación.
Tal vez esperamos demasiado de alguna persona o de algún evento y nos sentimos defraudados cuando la realidad deja mucho que desear en cuanto a lo que habíamos anticipado. Quizá nos encontramos con un grupo de gente cuya conversación es superficial y cuyas relaciones son falsas. Ponernos una máscara y dejárnosla puesta durante el tiempo que sea nos deja con una sensación de vacío y agotamiento.
Sin un contacto emocional honesto y significativo con los demás estamos mal alimentados emocionalmente. Para tener el tipo de relación donde ambas partes se nutren mutuamente, y que es la que necesitamos, tenemos que renunciar a nuestras falsas fachadas. Por medio de este programa, aprendemos a buscar el tipo de personas y de actividades que nos llenan, y evitar aquellas que nos dejan vacíos.
Señor, llena mi vacío.
 

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