La satisfacción viene de adentro
¿Por qué esperamos continuamente sentirnos satisfechos con tomar y poseer cosas del exterior? El amasar bienes y posesiones materiales, más que satisfacer nuestro apetito, lo estimulan. Lo que hacemos y con lo que contribuimos nos satisface más que lo que tenemos y lo que consumimos.
Cuando estamos en paz con nosotros mismos y con nuestro Poder Superior, exigimos menos del mundo exterior. La insatisfacción crónica indica que no hemos puesto nuestra vida y nuestra voluntad al cuidado de Dios, sino que seguimos tratando de dirigir egoístamente la función. El sometimiento total abre la puerta a la satisfacción.
Quiero someterme a las necesidades internas de mi espíritu