La comida no es Dios
Aunque tal vez no lo hayamos admitido, la comida probablemente era lo más importante en nuestra vida cuando comíamos en exceso. ¿Cuántas veces padecieron nuestras relaciones con familiares y amigos a causa de la esclavitud de nuestro apetito? ¿Cuántas veces lastimamos a quienes amamos al colocar nuestros antojos por encima de sus necesidades?
En vez de amar a Dios en primer lugar, la mayoría de nosotros amábamos primero a la comida. Y esta nos decepcionó. En vez de hacernos más fuertes, el exceso de comida que consumimos nos hizo más débiles. En vez de darnos felicidad, el comer en exceso nos causó cada vez más malestar.
Cada vez que ponemos a una cosa material en una posición de suprema importancia en nuestras vidas, nos estamos buscando problemas. Esto no funciona. Somos seres físicos, pero lo que tiene mayor valor es nuestra espiritualidad. Si pasamos por alto este aspecto de nuestra vida, vamos dando tumbos sin propósito ni dirección. Entre más confiemos en algo material como es la comida (el dinero, el status o las drogas), más esclavos nos volveremos.
Descubrimos que cuando en nuestra vida ponemos en primer lugar nuestra relación con nuestro Poder Superior, entonces todo lo demás toma el sitio que le corresponde, incluyendo la comida.
Que siempre estés Tú primero.

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