Una enfermedad sin culpables
Antes, tal vez culpábamos a nuestros padres, a una decepción amorosa, a la inseguridad económica, o a un millón de factores de nuestra adicción a la compulsión de comer. Probablemente gastamos mucho tiempo y energía tratando de descubrir por qué comíamos en exceso.
Cuando nos volvemos honestos con nosotros mismos, asumimos la responsabilidad de nuestras propias acciones, en vez de tratar de desviarla hacia otro lado. Muchos llegamos a creer que seremos comedores compulsivos sin importar el tipo de circunstancias que se presenten en nuestra vida. A medida que nos recuperamos, vemos que el porqué de nuestra enfermedad es algo que no tiene respuesta, y que no es importante. Lo que cuenta es cómo la controlamos.
No seguimos zahiriéndonos por tener estar enfermedad, ni nos consideramos física, moral o espiritualmente inferiores por haberla contraído. Culparnos a nosotros mismos es algo tan inútil como culpar a alguien más. Aceptamos el hecho de que no es culpa de nadie que tengamos esta enfermedad de la compulsión de comer. Después, nos dedicamos a aprender a controlarla con la ayuda de nuestro Poder Superior y del programa CCA.
No culpo a nadie de mi enfermedad.