Evita los alimentos “peligrosos”
La mayoría de los comedores compulsivos reaccionan ante el azúcar o las harinas refinas de la misma forma como lo hace el alcohólico ante el alcohol. Un bocado, y tarde o temprano nos damos un atracón. Nos resulta imposible comer una cantidad controlada de comida que contenga azúcar o harina refinadas, porque inevitablemente terminamos pagando el precio de nuestros excesos.
Muchos tenemos preferencia por otro tipo de comidas que sabemos nos llevan a darnos atracones. Hemos aprendido que es más fácil evitar estas comidas por completo que tratar de comerlas en cantidades razonables. Tenemos que ser rigurosamente honestos con nosotros mismos para poder determinar cuál es el mejor plan de alimentación para cada uno de nosotros.
Ninguna comida vale la pena la angustia que provoca el atracón. Una vez que aceptamos esto, aceptamos también la necesidad de abstenernos de aquellas comidas que en lo personal nos llevan al atracón. Abstinencia significa liberarse de la obsesión por la comida y de la compulsión por comer en exceso. La libertad de vivir sin comer en exceso es nuestra recompensa cuando evitamos las comidas que disparan nuestras compulsiones.
Que me dé cuenta que evitar las comidas que me llevan al atracón es un pequeño precio que pago por mi libertad.

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