No pienses que “tienes que”
La serenidad y el autoconocimiento que obtenemos de este programa nos ayuda a darnos cuenta de que no tenemos que hacer nada. Siempre hay una alternativa. Incluso podemos escoger no vivir.
Nuestra vida es un regalo de nuestro Poder Superior, y nosotros elegimos qué hacer con ella. Podemos seguir comiendo en exceso y ver cómo va empeorando gradualmente nuestra enfermedad. Podemos aislarnos de los demás y consolarnos con la comida. Podemos hacer lo menos posible a diario, sólo lo necesario para sobrevivir.
No tenemos que seguir el programa; tampoco tenemos que comer en exceso. No tenemos que entregarle nuestra vida a Dios; pero tampoco tenemos que seguir cargando el peso de nosotros mismos y nuestra falta de voluntad. La experiencia de incontables personas ha comprobado el hecho de que lo más satisfactorio que uno puede hacer con la vida que se nos ha dado es entregársela a Dios para que Él la use como quiera.
Gracias por mi libertad, Señor.