Ejercicio
Estamos hechos para ser físicamente activos. Cuando estábamos cargados de comida y grasa, probablemente tratábamos de movernos lo menos posible. Ahora que comemos por motivos de salud, tenemos la energía necesaria para ejercitar nuestros cuerpos.
Subir por las escaleras en vez de hacerlo por el elevador, caminar en vez de ir en coche, unos cuantos ejercicios calisténicos cuando necesitamos hacer una pausa en el trabajo, brincar la cuerda, son algunas de las muchas opciones que tenemos para empezar un programa de ejercicio por etapas. No necesitamos entrenar hasta convertirnos en atletas olímpicos, pero sí para mantener en buen estado de funcionamiento nuestros cuerpos.
A diario necesitamos también del ejercicio mental, emocional y espiritual. Leer algo que valga la pena, abstenernos de la crítica, hacerle un favor a alguien en forma anónima, apartar tiempo para la meditación y la oración, son acciones que desarrollan nuestras mentes, nuestros corazones y nuestros espíritus. Nuestro crecimiento dentro del programa depende de que cada día superemos la resistencia y la inercia, y de que tomemos pasos concretos para mejorar.
Señor, que por Tu poder me sobreponga a la flojera.