Hacer la voluntad de Dios
Durante largo tiempo, la mayoría de nosotros trató de alcanzar la felicidad haciendo su propia voluntad. Decidimos qué cosas queríamos en la vida y luego tratamos de conseguirlas. Cuando nuestros esfuerzos se vieron frustrados, nos volvimos a la comida y al exceso en el comer.
La idea de entregarle a Dios nuestra voluntad y de seguir Su guía nos da miedo. Tememos perder nuestra voluntad y sentirnos infelices. Nos negamos a perder nuestra ilusión de autonomía y de poder. Nos preguntamos si de veras existe un Poder Superior que pueda guiar nuestro camino. Rezamos pidiendo guía y luego nos olvidamos de oír la respuesta.
Cuando estamos dispuestos a confiar en un Poder Superior, aunque sea en una pequeña área de nuestra vida, empezamos a ver resultados. A medida que crece nuestra fe, vamos teniendo la suficiente confianza para despojarnos de más y más preocupaciones que nosotros mismos somos incapaces de manejar. Entre más trabajamos este programa, más seguros estamos de que nuestra paz y felicidad radican en servir a Dios, no a nosotros.
Rezo por tener el valor de seguir Tu voluntad.