No me estoy quieto
La vida es movimiento, y estar vivo es cambiar. No es quedarse quieto. O estamos progresando en el control de nuestra enfermedad, o estamos empeorando.
El progreso es un camino cuesta arriba. Voltear a ver con añoranza una época que en retrospectiva nos parece más fácil, o pensar en el así llamado placer que antes obteníamos de la comida es invitar al desastre. Hace mucho que rebasamos el punto en que nos satisfacía una pequeña cantidad de comida en forma descontrolada. Ahora, esa pequeña cantidad inevitablemente se convertirá en una gran cantidad y, en vez de placer, sentiremos un gran dolor físico y emocional.
Si estamos progresando, mantengamos dicho avance y no nos engañemos con la idea de volver atrás. Si estamos perdiendo el control y resbalando, reconozcamos que estamos yendo cuesta abajo y que nuestra enfermedad está empeorando. Dejemos de racionalizar y de inventar pretextos. Ahora mismo podemos darnos media vuelta y empezar a subir de nuevo.
Que siga subiendo