Descansa en Dios
La fatiga es uno de nuestros peores enemigos. A veces es nuestra propia ambición y sobreactividad desmesurada lo que nos cansa, y otras, la causa de la fatiga parece ser inevitable. La depresión y el agotamiento van de la mano.
Uno de nuestros hábitos era comer algo cuando estábamos cansados. Quizá aún se nos antojen el azúcar y la harina refinados para levantarnos cuando nos falta energía. En vez de ingerir dichas sustancias, que sabemos nos hacen daño, necesitamos volvernos a nuestro Poder Superior para descansar y refrescarnos.
Lo que es aún mejor que esperar hasta sentirnos fatigados para pedirle ayuda es el hábito de descansar continuamente en Dios. Después de hacerlo podemos proseguir con nuestras actividades sabiendo que Su Poder nos sostiene, con lo que evitaremos el agotamiento que provoca el tratar de hacer todo con nuestro propio esfuerzo.
Que me acuerde de reposar en Ti.