Una enfermedad democrática
Nuestra enfermedad no tiene nada de esnob. Ataca a las personas de todas clases sociales y económicas. En CCA encontramos jóvenes y viejos, hombres y mujeres, ricos y pobres. Una de las cosas sorprendentes de una reunión de CCA es que esta logra establecer una comunicación significativa entre gente de estratos muy diversos. Hasta la brecha generacional se cierra cuando un problema en común es el tema de genuina preocupación.
Gracias a CCA experimentamos una cálida camaradería. Quizá por primera vez en la vida nos reunimos con otras personas dentro de un marco donde juegan un papel mínimo el ego y los juegos sociales.
El ser aceptado por lo que somos y como somos es una experiencia curativa. Podemos quitarnos la máscara y dejar caer nuestras defensas, ya que no necesitamos impresionar a nadie en CCA. Como hijos de Dios, independientemente de ser comedores compulsivos, todos somos iguales.
Damos Gracias por CCA